Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
6
Thriller Basada en la vida real de Barry Seal, un piloto de la TWA reclutado por la CIA que se convirtió en un importante narcotraficante que movía droga para el cartel de Medellín de Jorge Ochoa y Pablo Escobar entre los Estados Unidos y Centroamérica, viéndose involucrado en importantes sucesos de los años 80 como el escándalo Irán-Contra. (FILMAFFINITY)

18 de agosto de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué bien le sienta el punto canalla al bueno de Tom.
Él nació para hacer estas cosas, para ir de listillo y largarse con el dinero mientras sonríe por encima del hombro.
Hacer de héroe se le da genial, pero es en cositas como esta donde brilla con una luz especial.

'Barry Seal: El Traficante' no deja de ser un docudrama que evita por todos los medios poner encima de la mesa más de lo que se puede comer.
La CIA, los carteles de la droga, Pablo Escobar, la turbulencia norteamericana de una Guerra Fría que da sus últimos coletazos y el florecimiento de las comunidades blanqueando dinero se juntan en un cóctel refrescante y trepidante, cuyo único (trambólico si se piensa bien) punto en común es el tipo que le da el título.
¿Y por qué? Como bien dice él en un videodiario cuidadosamente recopilado, porque "era el gringo que siempre cumplía".

Lo fascinante de este mundillo sumergido, más allá de la bacanal de intereses cruzados que lo hacen existir, es ese sentir arrollador de Barry Seal y familia viviendo en la cresta de la ola, amontonando sacos de billetes hasta el punto de no caber más, y siempre cogiendo todo encargo que se pueda, porque no hay entrega imposible, solo alguna más complicada que otra.
Sobre esa idea del dinero como motor último se ha ido fundando Norteamérica en el último siglo, aclamando a Robin Hoods del capitalismo como Barry, que vieron el agujero en el sistema y no pararon de ensancharlo para ver si se podía sacar más.
Y así a lo tonto, esta biografía gamberra va trazando un mapa de los verdaderos intereses que rigen países enteros, los cuales sutilmente van llenando de "sueños" los bancos y familias de un pueblo entero.

La moraleja, claro está, en algún momento tiene que llegar, lentamente filtrada a lo largo de la fiesta inacabable.
Norteamérica, Venezuela y demás padres poderosos cuidan a sus hijos tanto como estos sepan estar a tiempo, moderar las fiestas y cumplir todo lo que prometen.
Justo ahí es cuando el videodiario alcanza su significado completo: como triste y nostálgico documento del último creyente en que lo "hecho en América" (el título original) es sinónimo de prosperidad y buena gente.

Todos los países cuentan sus cuentos gloriosos, tienen sus caballeros de leyenda y guardan el oro que así lo demuestra.
Pero ha tenido que ser Tom Cruise, la quintaesencia de la estrella norteamericana, el que muestre lo hipócrita de esas costumbres muy humanas.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow