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España España · Madrid
Voto de Charles:
8
Comedia. Terror Viago, Deacon y Vladislav son tres vampiros que comparten piso en Nueva Zelanda. Hacen lo posible por adaptarse a la sociedad moderna: pagan el alquiler, se reparten las tareas domésticas e intentan que les inviten a entrar en los clubs. Una vida normal, salvo por una pequeña diferencia: son inmortales y tienen que alimentarse de sangre humana. Cuando su compañero del sótano, Petyr, convierte en vampiro a Nick, nuestros protagonistas ... [+]
15 de marzo de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vampiros compartiendo piso.
Que se dice pronto.
En la que es, probablemente, la mejor idea para un documental en años, 'Lo que Hacemos en las Sombras' muestra un par de días en las vidas de Viago, Vladislav, Deacon y Petyr, cuatro vampiros compartiendo piso en Nueva Zelanda y tratando de convivir.
Como ya he dicho, se dice pronto.

Con una batería de 'gags' por minuto casi difícil de creer, rápidamente se nos mete en situación de cómo es ser un no-muerto hoy en día.
Lidiar con los colegas, tener que ser invitado para entrar, la búsqueda de alimento... Taika Waititi y Jemaine Clement, los autores y protagonistas de la genialidad, toman el camino de revisar toda leyenda asociada a los vampiros, y por el camino encuentran oro puro en su interacción con las costumbres actuales.
Súmale unos testimonios, tanto de vampiros, como de lacayos, como de espectadores casuales, que configuran un documental único casi a medio camino de la veracidad.

Hay que llamar la atención en sus detalles menos relevantes, que casi puedan pasar desapercibidos entre un mar de ocurrencias a cada cual más ingeniosa.
Su ligera (y casi diría que crítica) mirada a los humanos normales acerca de lo sobrenatural, las relaciones entre compañeros de piso. la relatividad del tiempo para los vampiros, una increíble crítica velada al feminismo en forma de lacaya de vampiro... sin olvidarse de los pequeños detalles, y que las absurdeces de la vida no sobrenatural a veces bastan para sacarnos una carcajada.
Sus cuatro protagonistas son un homenaje a cada chupasangre que ha pasado por pantalla: el genuino lord refinado del S. XVII como es Viago, el noble gótico y atormentado de Vladislav, el encanto casi campestre y vulgar de Deacon, y ese homenaje en clave clásica al Nosferatu que es Petyr. Un elenco que, sin darnos cuenta, nos hace reflexionar acerca de esa poliforme y renovada figura del vampiro, siglo tras siglo.
No hablo de las apariciones sorpresa de otros seres sobrenaturales, porque constituyen otro elemento de genialidad más: los vampiros existen, y sus amigos también.

También, entre la documentalidad más desatada (algunos dirán que parodia) es fácil perder de vista esos pequeños momentos en los que Viago se deja llevar por la nostalgia de antaño y en los que el cuarteto de vampiros encuentran nuevas y reformadas maneras de enfrentarse a este S. XXI que nos acecha, poco respetuoso con cualquier cosa que venga del pasado.

Al final, nos quedan los carismáticos momentos, la agradable rutina, los breves malentendidos y las pequeñas victorias.
Como la vida misma.
¿Quién dijo que la vida del no-muerto es distinta?
Charles
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