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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Ciencia ficción. Aventuras Corren tenebrosos tiempos para la República, que continúa envuelta en luchas y sumida en el caos. Un movimiento separatista, formado por centenares de planetas y poderosas alianzas encabezadas por el misterioso conde Dooku, amenaza la galaxia. Ni siquiera los Jedi parecen capaces de conjurar el peligro. Este movimiento provoca el estallido de las guerras clones, que representa el principio del fin de la República. Para allanar el ... [+]
13 de diciembre de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imagina una historia, la más grande jamas contada.
Luego, imagina que otra historia, no tan grande ni tan memorable, la precede y da sentido por así decirlo. No creo que haya nadie que no ojeara el principio ni el final, ansiosos de saber el por qué.
¿El medio, el desarrollo? Probablemente sea interesante, puede que hasta bien construido, pero para qué verlo. A nadie le gusta la lenta transición cuando lo interesante está justo ahí.

Ese es precisamente el papel de este 'Episodio II' en la imagen general de la saga.
Una historia de transición, sin más, carente de la épica necesaria para levantarse por si sola. Solo un burdo conector para lo que vendrá después, que es a lo que todos venimos.
Pero incluso los conectores, bien ensamblados, no dejan de ser correctos, aunque para que sean extraordinarios deberían trabajar mucho que cuentan. El problema es que 'El Ataque de los Clones' nace atada y amordazada, sin espacio para maniobrar.

Lejos queda ya la dudosa calidez de recrear unos inicios, y las posibilidades futuras están cerradas por lo que ya se es.
De nuevo, en este episodio esperan carcasas de personajes para ser llenadas, una parte por lo que se cree que son, y tres partes de cariño de espectador. Es imposible levantar una historia que depende enteramente de nuestra conexión emocional por ella: podemos mirarla con sonrisa de disculpa, pero jamás con genuino interés a lo que se nos cuenta.

Que es lamentablemente pobre, dicho sea de paso. Anakin Skywalker apareció en nuestra imaginación como "un gran guerrero, y caballero Jedi, tentado por el Lado Oscuro".
Poco se ajusta esa descripción con el niñato cabreado e insolente que hay aquí. No veo dónde pudo sacar el gobernador de la galaxia su majestuosidad de alguien cuyas únicas aproximaciones a los demás consisten en sacarles de quicio o hacer lo que se le antoje. Había un caballero Jedi en mi imaginación llamado Anakin Skywalker, y era alguien que, bañado por pura bondad, no se llegó a dar cuenta de que sus métodos pronto le llevaron más lejos de lo que pensó.
Si el Anakin imaginado nunca existió falla todo lo demás, la maravilla desaparece y la empatía también. ¿Qué queda?

Los secundarios, sobreviviendo en los márgenes.
Obi-Wan Kenobi manteniendo una dignidad que Ewan McGregor se esfuerza en conseguir, pero que sobre el papel no existe.
Asimismo, es casi gozoso ver en un Yoda digital ecos de la marioneta que nos transmitió sus enseñanzas: no tanto en el deseado momento en el que coge un sable láser, sino en su cercanía y sabiduría en instruir a los jóvenes padawan, haciéndoles resolver un problema serio, sabiendo que el aprendizaje se forja en esas nimiedades.
Aunque sin duda el más interesante es el Conde Dooku, un implacable Sith cuyas maneras relajadas no anticipan su ferocidad. Nadie puede negar que Christopher Lee sube puntos extra, pero sabe darle a Dooku la clase de parlamentos que solo expondría una persona razonable, iluminada en el mejor sentido de la palabra, más allá de banales ideologías que solo deberían ser el instrumento, nunca el fin.

Incluso durante algunos segundos, en ese Coruscant planeta-ciudad lleno de vida y luces, o en Geonosis, un yermo desértico donde se sucede la clásica batalla que decidirá el destino de la galaxia, hay algo del perdido sentido de la maravilla que remite a historias de ciencia-ficción pasadas.
Las imágenes, son en gran parte lo único memorable, como el ejército Clon que se dispone a controlar la galaxia.
Una estampa de doble filo: en la ficción representan la esperanza, en la realidad todos sabemos que representan un augurio negro. Normalmente era al revés, 'Star Wars' era la perfecta metáfora del viaje del héroe, y no un guiño autoirónico al pasado.

Darth Vader se hace presente, en forma de respiración que casi crees no oír.
Pero Anakin Skywalker, ese caballero Jedi sacrificado y generoso, nunca llega a aparecer.
Charles
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