Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Drama Biopic del creador de McDonald's. En los años 50, un vendedor de Illinois llamado Ray Kroc conoció a los hermanos Richard y Maurice McDonald, que llevaban una hamburguesería al sur de California. Impresionado por la velocidad del sistema de cocina de su hamburguesería de San Bernardino, Kroc visualizó el potencial de la franquicia y hábilmente se fue posicionando para arrebatárselo a los hermanos y crear el hoy imperio de un billón de ... [+]
13 de febrero de 2017
14 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca se me habría ocurrido pensar que detrás del clásico McDonald's habría una historia tan fascinante.
Y supongo que ahí reside la gracia de esta película, en la que John Lee Hancock consigue ir más allá del tópico y superar la encorsetada biografía al uso, para servir una nada complaciente visión del mundo laboral y sus oportunidades que no esperan a nadie.
La creación de McDonald's está relacionada sueños de grandeza y símbolos del modo de vida norteamericano, por mucho que puedan parecer un restaurante de comida rápida más, y el logro de haber visto eso pertenece únicamente a su verdadero fundador del que aquí se habla.

Ray Kroc, sin embargo, es solo un vendedor ambulante de máquinas de helado al principio. Su discurso de comercial imparable, su pose de ganador, pronto se desmoronan ante la negativa de varios restaurantes cuando intenta vender su mercancía.
Su rutina se resume en agotadoras jornadas buscando la oportunidad y solitarias noches escuchando una y otra vez que "las oportunidades llegan a aquellos que esperan".
Parecería que él ya ha esperado suficiente, hasta que llega la llamada de los hermanos McDonald, pidiendo un número de máquinas que él no llegaría a vender ni en un año.

Hay que dar crédito a la visión que la película ofrece del primero de los famosos restaurantes: un negocio cálido y acogedor, fugazmente rápido a través de una coreografía duramente aprendida, que hace felices a familias enteras en el soleado aparcamiento de su propiedad.
Puede ser una visión ridícula si se reduce al "son solo hamburguesas", pero resulta que se siente que va más allá de eso: es niños felices, padres sin complicaciones, clientes satisfechos. Triunfos modestos y cotidianos por algo tan sencillo como un restaurante donde las pandillas no acuden a ver el prieto uniforme de una camarera, ni estas patinan sobre la basura de pedidos anteriores.
Esa es la clave de todo, únicamente vista por Ray porque ha experimentado la insatisfacción del cliente, algo ignorado por los McDonald que solo conocen la dificultad del emprendedor. La oportunidad le llega al vendedor ambulante, en forma de epifanía al ver los aros dorados del establecimiento, equiparados por él a la bandera norteamericana o la cruz cristiana en su condición de símbolo.

'El Fundador' no es solo una simple reconstrucción de los hechos, sino también un punto de vista insospechado sobre la rentabilidad de cualquier negocio, la idea original que lo sustenta, y lo lejos que sus creadores están dispuestos a llegar para conciliar las dos.
Vemos a Ray, un Michael Keaton gigantesco poniéndose el mundo por montera, predicar sobre las virtudes de McDonald's, convirtiéndolo en la guinda del sueño norteamericano, y es imposible no apreciar que a fuerza de repetirlo empieza a creerlo (o quizás siempre lo ha creído, por raro que pueda sonar).
Sus competidores palidecen ante él, le toman por un loco maniático y exagerado, tratan a los clientes como cerdos a los que hay que sangrar, y mientras él se esfuerza por darles esa "experiencia de calidad" que para algunos solo es frase de marketing. Solo será después, cuando su ambición se vea recompensada por el favor del público, cuando el vendedor desacreditado que era empezará a ser el magnate impulsor al que todos quieren arrimarse.
El público vió su oportunidad, Ray Kroc se la puso al alcance de la mano, y entre los dos barrieron a todos los charlatanes que había en medio.

Ray acepta el manto de profeta que le ponen encima, y cuando lo hace daría la sensación de que era cuestión de tiempo que se lo pusieran.
El resentimiento de terceros, las jugadas rastreras... solo son detalles en la ascensión hacia el poder, un poder que no busca mal alguno (aunque parezca inspirarlo), sino que solo quiere alfombrar con la alegría de sus restaurantes el camino dorado al mito moderno de la familia perfecta.
O al menos, esa debería ser la intención detrás de la inquietante sonrisa de Ronald McDonald.

Sin embargo, están los detalles que el dinero no puede comprar.
La mancha en el sueño impecable de Ray: el orgullo de haber sido el primero.
Un detalle lo suficientemente pequeño como para llevarse toda la atención, lo suficientemente intrascendente como para molestar cada vez que se recuerda.
Casi por eso da pena este fundador, aunque solo sea porque nunca antes la dió.
Charles
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?

Últimas películas visitadas
Manuel Álvarez Bravo, fotógrafo
1983
Juan Mora Catlett
Rosalita (C)
2017
Luciano de Azevedo
arrow