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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
9
Drama. Comedia Albert es el sádico dueño de un restaurante. Su fuerte carácter y las tiránicas formas que aplica en el trabajo hacen que todos los empleados estén sometidos a un continuo régimen de esclavitud, incluida su esposa, Giorgina, a quien ridiculiza. (FILMAFFINITY)
20 de mayo de 2014
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
La puesta en escena puede echar para atrás a más de uno a los cinco minutos, a mí me ha enganchado. Pasado ese bofetón inicial y aún lejos de acostumbrarse al barroquismo de las imágenes, el espectador ha de luchar contra el peso pesado de la película de Peter Greenaway, ese ladrón, llamémosle mafioso, cabroncete, sibarita también por supuesto, capaz de hablar y hablar sin parar en la mesa, dar bofetones al que sea y sobre todo, con una energía portentosa. El personaje que protagoniza de manera sublime Michel Gambon, Albert Spica, es el eje central de la película, capaz de sembrar el terror allá donde va de forma inesperada, sin motivos, con un sadismo de manual de psiquiatría, un tío egocéntrico y peligroso cuyas observaciones culinarias lo hacen especial. Entra en su restaurante y hace lo que se le ocurre, en la cocina o en la mesa, le da igual quien sea que tenga al lado, su falta de respeto por el prójimo es absoluta. Es curioso observar que sólo el cocinero escapa de su inquina.

"El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" tiene un título no muy brillante, y al empezar queda claro que muchos espectadores se sentirán ofendidos por sus imágenes crueles, por los desnudos frontales de los amantes, por la violencia, los vómitos y la ausencia de sentido en el comportamiento de Albert Spica. Creo que a la Thatcher no le gustó nada y si hubiera podido, hubiera prohibido su estreno. Suerte que hay gente tan atrevida como Greenaway que de un triángulo amoroso sencillo y simple es capaz de ofrecer un producto tan inclasificable. Me ha gustado tanto el colorido y la pomposidad del restaurante que puedo asegurar que es lo mejor que he visto en mucho tiempo, un diez, matrícula de honor, imposible hacerlo mejor. Desde el niño que canta lavando platos hasta el lavabo de mujeres, todo lo que aparece en esta película entra bien por los ojos. El homenaje a la estética merece mi mayor elogio.

Realmente es un plato fuerte cocinado con los ingredientes adecuados para que todo funcione, porque esa musiquilla siempre presente, siempre la misma, pero tan apropiada... Sé perfectamente que no es una película para todos, pero a mí apuestas con este punto tan deliberadamente soez las valoro en función de la valentía que esconden. Pienso en la Thatcher claro, con sus consejeros explicándole de qué va la película y la verdad, me da la risa. Potente como pocas, rara como pocas, "El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante" es una película enorme...
Luisito
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