Todo en está película es un despropósito.
¿Y por qué te has tragado esta ponzoña?
La maldita nostalgia.
La saga Jeepers Creepers de Victor Salva es como el Real Zaragoza de Natxo Arantegui: un producto de serie B muy bien hecho y que nos hizo disfrutar pese a sus fallos. Su tercera parte baja prestaciones aunque, personalmente, tiene un pase para una sobremesa tonta.
A lo que íbamos... Makhtar Gueye, que malo era el cabrón.
Es como recordar este reboot de Jeepers Creepers. El guion y su desarrollo es malo, los actores son malos, la fotografía... ¿había de eso? Tu eres malo. Siempre negativo. En la tercera ya se comenzaba a notar el uso de efectos digitales puntualmente pero en este reboot el uso del croma es como ver a Gueye tirar un desmarque... para sacarse los ojos.

Un símil: es como si comprases una caja de Ferror Rocher, cuyo envoltorio te gusta y te llama, pero al abrir uno de los bombones descubres que en vez de rico chocolate solo hay mierda.

O como si fichas a un delantero que tiene la pinta de Dwamena pero resulta que es Makhtar Gueye...

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