Una de las primeras películas dirigidas por Don Siegel, que pese a estar lejos de ofrecernos un producto al nivel de sus mejores obras, logra convertir en un film entretenido y disfrutable, lo que en manos de cualquier otro hubiera sido un tedioso disparate. Porque es innegable que la mayor parte de los aciertos de El gran robo son fruto del hombre que décadas más tarde rodaría Fuga de Alcatraz. Que consigue remontar un guión mediocre, que no cuenta absolutamente nada nuevo y que ni siquiera se molesta en dibujar un mínimo a los personajes. La escasa duración de la obra juega a su favor, que junto a la rapidez y ligereza que consigue darle Don Siegel, evita que el espectador se quede dormido en su visionado.

A destacar las peleas y las persecuciones a coche, que hoy en día pueden haber quedado muy desfasadas pero teniendo en cuenta el año de su realización y que se trata de una obra de serie B, el mérito es indiscutible. También hay que destacar el humor, que en varios momentos de la trama se vuelve protagonista y al mismo tiempo es un acierto y un lastre. Tino porque consigue aligerar una trama ridícula e insustancial y una traba porque la mayoría de gags no son precisamente una maravilla humorística. Prácticamente la totalidad de dichos momentos en clave de humor giran en torno de las diferencias y confusiones que sufren los “turistas” estadounidenses con los mejicanos que encuentran a su paso. Lo que hace que hace que sea de obligada visión en VO… eso, y escuchar a sus dos protagonistas mascullando español.

Y ya que saco el tema, las interpretaciones de las dos estrellas del film es otro de los mayores puntos a favor del mismo. Por un lado tenemos a Robert Mitchum dando vida, como no podría ser de otra manera, a un tipo serio y al mismo tiempo chulesco. El carisma del actor es otro de los motivos por los cuales el espectador se niegue a finalizar el visionado de la obra a mitad de la misma. Por otra parte tenemos a Jane Greer, que vuelve a encontrarse con Mitchum tras Retorno al pasado, aunque ni la química entre los dos ni la actuación a niveles generales de la actriz estén a la gran altura de la mencionada obra. Jane, en contrapunto de su interpretación de Retorno al pasado, aquí se muestra casi como si se tomara la película a broma, lo que ayuda en gran medida al tono ligero por el que Don Siegel ha apostado para darle a la obra. A parte, de que no ha tenido muchas más opciones, ya que su personaje es plano y simple hasta niveles absurdos.

En resumen, esta película valdría como claro ejemplo de un flojo guión casi consigue ser compensado durante el rodaje. Un buen ejemplo es el momento donde se resuelve todo: la pelea y la realización en general cumplen. Pero la historia, y todos los giros que sufre la misma es predecible hasta decir basta. Pero si se renuncia a la idea de estar ante una historia con minima de lógica o complejidad, se puede disfrutar perfectamente de esta historia corta, ligera y alocada. Un entretenimiento simple, pero que cumple con sus expectativas.

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