Un Tom Hanks en estado de joven promesa emergente da vida a un niño atrapado en el cuerpo de un treintañero. Las alegrías y tristezas que puede vivir un infante de 13 años son muy diferentes a las que experimentamos nosotros los adultos, y ahí radica la fuerza de la pelicula, el contraste entre la vision y el estilo de vida de este adulto-niño con los de sus semejantes.
Lanzado de forma cruel a este despiadado mundo de los mayores, nuestro chico tendrá que hacerse un hombre rápidamente, viviendo sus primeras experiencias laborales y sexuales, los pilares que cimentan la vida de los ya crecidos. En su incombustible energía infantil, Tom logra llegar a lo alto en todos los ámbitos, demostrando la cruda lección de que la inocencia y desenvoltura del niño que llevamos dentro son cualidades que como adultos debemos recuperar de cara a movernos por ahí. Retornar al juego, a la creación, lograr la tercera transformación del espíritu.