El tono melancólico al límite de lo cansino, con toques de misterio que imprime "La chica del tren" (2016) por largos pasajes, quizás pinte mejor en las páginas del best seller de Paula Hawkins con la complicidad imaginativa del lector, pero en una gran pantalla, puede ser que Tate Taylor o los responsables de la adaptación tengan gran responsabilidad en bajar sus bonos.

Estamos ante una película que tiene tintes interesantes pero que se cree demasiado el cuento o tiende a especular demasiado con su capital. Por ejemplo, apuntando a objetivos similares "Perdida" (2014) de David Fincher, le saca amplia ventaja, sin necesidad de saltos temporales agobiantes o exceso de ambientes sombríos. Ahí se explota más la oscuridad de los personajes, sin generar que la confusión general termine confundiendo al propio espectador.

A su arranque lento y duración algo excesiva, se suma la necesidad -al menos en el cine- de una suerte de compañía protagónica a Emily Blunt, quien hace gala de su luz propia para brillar pero saca demasiada distancia del resto y esa soledad languidece el conjunto.
"La chica del tren" quizás debió quedarse como literatura pero era inevitable que llegara a la gran pantalla. Una vez concretado el crimen, no faltarán los testigos, pero el riesgo debe conocerse desde el comienzo, es lo justo.

Como positivos, a la mencionada Emily Blunt, es bueno sumar algunos chispazos de thriller o suspenso de antaño, pero que posteriormente se pierden sin mayor eco.

De particular atractivo para el mercado femenino, "La chica del tren" ni siquiera tiene certeza de conseguir su objetivo ante este segmento, que de hecho, podría mejor hojear las páginas del libro. En la cinta, aunque lo parezca, cunde la desilusión, aunque se agradece medianamente el esfuerzo.

Recomendación:
Regular. Tiene demasiadas flaquezas para llenar el gusto. Hasta cierto punto, desilusionante.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress,com