Siempre me han gustado las pelis con crítica social. Es lo que tiene ser un rojo ácrata y piojoso.

Si bien considero que muchas pelis de Buñuel son difíciles (por lo menos para una mente simple como la mía) esta no es el caso. La historia, no por vieja, deja de tener su relevancia en la actualidad: la pobreza genera delincuencia y convierte a los pobres, en este caso niños, en víctimas y verdugos.

Es lo que hay. Podremos ser muy modernos con nuestra tecnología pero seguimos siendo el mismo bicho que salió de África hace miles de años. Y claro, ante los mismos problemas nos comportamos de la misma manera.

No me voy a extender demasiado. Simplemente es una peli que hay que ver (o por lo menos intentarlo).