Esta secuela de "The young Pope" comienza con un Pío XIII en coma y con un obligado cónclave de selección de un nuevo Papa. El cardenal Voiello mueve los hilos para conseguir la elección del que será Juan Pablo III, un aristócrata inglés que aparenta una perfección refinada. La aparición de un escándalo tras otro pondrá a prueba al personaje y toda la institución que representa hasta el momento en que misteriosos escritos desde el hospital darán un giro a los acontecimientos.
En esta serie de 9 episodios Paolo Sorrentino demuestra que, además de conocer todas las interioridades del Vaticano, se encuentra realmente cómodo al presentarnos un universo marca de la casa de una singular mezcla de surrealismo mágico y una estética transgresora con una belleza incuestionable. En cualquier caso que la trama esté ubicada dentro "el estado con más poder acumulado por metro cuadrado" no debe interpretarse como una crítica al catolicismo, que también, sino a cualquier estructura autoritaria y jerárquica que como objetivo primigenio siempre prima la supervivencia a cualquier precio aunque quiera vender una "renovación" profunda. Sí, efectivamente, se trata en el fondo de aquella conocida afirmación gatopardiana y de la que el vaticano es un experto con cientos años de experiencia de "cambiarlo todo para que todo siga igual".
Estamos ante un atractivo viaje por las interioridades y cloacas de una institución peculiar dirigida por unos personajes ilustres a ojos del mundo y que esconden unas relaciones retorcidas y pérfidas. Unas relaciones perfectamente interpretadas por un John Malkovich espléndido, un Jude Law sugerente y un, desconocido para mí, Silvio Orlando perfecto y sorprendente en el papel de Voiello que termina absorbiendo la pantalla en cada aparición.
Más allá de la trama que a veces queda desconexa y fantasiosa, se da mucho más peso a las formas y los mensajes que se quieren transmitir con un soporte visual y musical que, sin lugar a dudas, dejan huella en forma de una sutil transgresión. En este sentido sólo una anécdota: es de las pocas series que he mantenido sin avanzar la entrada de cada episodio. Una maravilla que no cansa en ningún momento.

Encontrará una de esas propuestas de estética impecable que no dejan indiferente con los mensajes que te quiere transmitir en un original universo Sorrentino. (7,5)
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