Otto es un excéntrico experto en algoritmos matemáticos que sufre una explosión en el metro con víctimas mortales. Una de ellas es una madre a la que le acababa de dejar el asiento. Víctima del sentimiento de culpa acaba construyendo un relato causal que le llevará en busca de venganza involucrando en la aventura a sus peculiares amigos Lennart y Emmenthale y al mismo marido de la víctima.

De entrada podemos sospechar que estamos ante una historia de venganza, de aquellas que siempre funcionan, aderezada con toques de humor negro y algunas explosiones melodramáticas por medio. A partir de aquí hay que aclarar que "Jinetes de la justicia" va mucho más allá en la mezcla de géneros sin dejar en ningún momento que todo se escape de las manos. Se podría decir que la venganza, absurda y violenta conforma una comedia negrísima y de un drama salvaje sobre la crudeza de unas vidas rotas y con unas mochilas personales inmensas. Contrastes que pueden desconcertar y dejarnos temporalmente fuera de juego, aunque hay que reconocer la habilidad en la realización para llevarnos hábilmente hacia un terreno donde la apatía no tiene cabida.

Las temáticas que se acaban planteando son muy interesantes y diversas. Desde el valor del azar ante los algoritmos predictores, la reconstrucción de una masculinidad hermética y vengativa, la necesidad de la colaboración y de la conversación, la inutilidad de la culpa absurda ante una pérdida hasta la misma capacidad de superación personal a partir de un pasado traumático. Temáticas que pueden parecer trascendentes o profundas pero que resultan mucho más atractivas utilizando el bálsamo de un humor atrevido y sarcástico.

Las interpretaciones ajustadas y bastante equilibradas de todo el equipo actoral acaban redondeando esta meritoria propuesta de Anders Thomas Jensen políticamente incorrecta, incisiva y sin tregua a la monotonía. (8)