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España España · Barcelona
Voto de MiqBala:
4
Drama. Musical Selma, inmigrante checa y madre soltera, trabaja en la fábrica de un pueblo de los Estados Unidos. La única vía de escape a tan rutinaria vida es su pasión por la música, especialmente por las canciones y los números de baile de los musicales clásicos de Hollywood. Selma esconde un triste secreto: está perdiendo la vista, pero lo peor es que su hijo también se quedará ciego, si ella no consigue, a tiempo, el dinero suficiente para que ... [+]
14 de junio de 2022
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Banalización de la desgracia.

Una madre joven, soltera, inmigrante, huérfana, con problemas laborales, con una enfermedad degenerativa que la deja ciega, con un hijo igualmente enfermo, con dificultades económicas para salvar a su retoño y muchas otras desgracias nefastas que no podemos desvelar para no romper el encanto del film, rehúye a ratos su desdichada realidad fantaseando con canciones y coreografías de ensueño.

A pesar de los múltiples temas, aparentemente propuestos, el director no afronta ni plantea ninguno de ellos y se limita a utilizarlos como oropeles decorativos que convierten a su protagonista en un fetiche hacia el cual el espectador es guiado para que vierta su sensiblería.

Esta frívola banalización y utilización de la desgracia, degrada el guion y la temática a una burda estrategia de sensacionalismo para la sociedad del espectáculo. La corrupta complacencia en el dolor ajeno disfrazada de sensibilidad bondadosa, junto a la música, la puesta en escena y la actuación de la cantante de moda Björk, fueron algunos de los ingredientes clave para el éxito entre las masas ávidas de consumo de melodramas.

Uno de los típicos errores de los incondicionales de Von Trier, es creer que por el simple echo de presentar dramas de intensidad emocional, está siendo profundo, cuando lo que hace es manipulador y pretencioso.

Von Trier parece tener poco o nada que decir en sus filmes. La condición social es borrada o minimizada bajo fetiches. Para ocultar esta falta de contenido se dedica a hinchar el histrionismo (en otros filmes utiliza más a menudo el impacto visceral) simplemente como estrategia para ocultar su vacío. Su ejecución es redundante y previsible. Después de la tercera calamidad nos acostumbramos a su estrategia y ya no esperamos otra cosa para la desafortunada protagonista, el oscuro objeto de deseo BDSM. Que a Selma le sucedan tantas desgracias, de modo tan continuo, responde a la necesidad del director de no permitir reaccionar al espectador. Necesita no dejarle pensar solo ni posibilidad de encontrar caminos o argumentos alternativos a su patético drama. A su vez, trata de mantener al concurrente en un estado de alerta y shock constante que impida cualquier capacidad crítica o comprensiva de la situación. Si a la audiencia se le ofreciera un poco más de aliento y sobriedad, empezarían a vislumbrar las bochornosas debilidades e incoherencias argumentales, acabando con el regocijo del show.

El argumento es de telenovela barata de sobremesa. Sorprende el nivel de conformismo del público con un guion tan burdo, maniqueo, mísero y que no se atreve a abordar tema alguno con mínima honestidad ni profundidad. Sin embargo, a pesar del maníaco trabajo de victimización, las actuaciones son notables. Y la fotografía dispone de la crudeza adecuada para sus fines.

En el campo estético, Von Trier es un director sensible y a nivel técnico dispone de buenos conocimientos, no es ni un impostor ni un incompetente. Sabe rodar una película estética y formalmente llamativa. Pero nunca sabe qué decir por qué nunca se ha interesado ni ha observado con atención el mundo que le rodea fuera de su obeso ego. Por esto y su necesidad de atención, se decide por afectar/perturbar al espectador. Pero sin mensaje ni contenido sincero. Razonar, explicar, argumentar, analizar, pensar, profundizar, son cualidades que no se le dan bien y que no aparecen en sus filmes. Impactar, llamar la atención, exagerar, el sensacionalismo, tratar de afectar y perturbar, etc. son los recursos que utiliza para reclamar atención a un mundo al que no sabe qué decir ni como relacionarse. Es, evidentemente, una estratagema habitual de todo enfant terrible. A esta misma actitud frívola también responden sus chapuceros comentarios flirteando con Hitler y el nazismo.

La combinación de sensibilidad estética y ambición egocéntrica por el reconocimiento hacen que se centre demasiado en elementos fílmicos amanerados que empobrecen a su obra. Todo ello la vuelve pretenciosa, arrogante, formalista y vacía. Pero llama la atención del público que busca absorberse y anularse en un consumo de impactos fragmentarios, discontinuos, que les permita seguir en su estado de letargo adaptativo, reflexionar en la estructura de los problemas reales.
MiqBala
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