El mismo año en que esperábamos con ansia "La amenaza fantasma", surgió una película de la que nadie sabía nada pero que en el tráiler prometía mucho.
Al verla, descubrimos una nueva revolución en el cine de ciencia ficción y efectos especiales. Todo un derroche visual del que se puede decir mucho.
Se trata de una película cyberpunk, filosófica, religiosa y con mil lecturas, pero que también se puede simplemente disfrutar como un grandioso despliegue de acción.
Keanu Reeves hace el papel de su vida en la piel de Neo, un hacker que nota que hay algo raro en la realidad y que no consigue descubrir qué es.
Al entrar en contacto con Morfeo (nombre del dios del sueño), verá la cruda realidad. Todo lo que nos rodea es una realidad virtual en la que somos prisioneros de las máquinas que dominan el mundo real. Todos somos esclavos y hay que luchar para salvar el mundo.
Esta premisa argumental permite que todo sea posible. Si toda la vida es sueño se pueden romper las reglas físicas. Se puede volar, esquivar balas y hacer las peleas más espectaculares nunca vistas.
Los Wachowski mezclan muchas cosas del mundo del manga y cyberpunk para crear una obra rompedora y original. Desarrollan muchísimas ideas en la película, que tratan hasta de resolver algunos enigmas de la vida, como el fenómeno deja vu.
La técnica de ver cámara lenta mientras la cámara gira en círculos es uno de los mejores espectáculos que se han visto. Las peleas y persecuciones con los agentes (vigilantes de Matrix) también son muy vistosas.
La verdad es que la película hace honor a su eslógan: "No se puede definir lo que es Matrix. Tendrás que verlo con tus propios ojos"
Y es que es así. Se trata de uno de esos films que uno no se cansa de ver y al que siempre se le encuentra algo nuevo en cada ocasión.
Pura historia de la ciencia-ficción, que a día de hoy a nivel técnico creo que tan solo ha sido superada por "Avatar".