Una de mis películas favoritas. Ya sé que, a veces, no se tiene demasiado en cuenta la Historia a la hora de explicar una historia, pero tampoco se trata de que nuestro chovinismo, o nuestro anti-britanicismo, nos lleve a buscar demasiados errores donde no los hay. Si se quiere profundizar en el personaje se leen sus libros, si se quiere conocer más sobre la Primera Guerra Mundial en el frente de Arabia, pues se busca un buen libro de Historia. Esto es otra cosa. Ya sé que, en otras críticas, me quejo de la falta de escrúpulos a la hora de utilizar la Historia en el cine. Es el caso de Mel Gibson. Pero esto es cine de David Lean. Qué puedo decir que no se haya dicho ya sobre esta película: la música sensacional; la fotografía de F.A. Young portentosa, de las mejores de la historia del cine. Las interpretaciones de todos y cada uno de los actores, fantásticas. Quizá al guión, sí, tenga algunos reparos que hacerle, y, posiblemente, le sobra un poco de metraje, en todo caso en la segunda parte. Pero yo pude ver la reposición de 1989 en V.O. y fue una experiencia inolvidable. Creo que todos los que estábamos allá hubiéramos aguantado otra hora más de película. El problema de este cine, hecho en su momento para luchar contra la televisión, es que no se puede gozar en la pequeña pantalla. Estoy convencido que casi todos los que la hayan visto en pequeño formato y le ponen menos de un 9, si la vieran en la gran pantalla y en V.O. se pasaban al 9 o al 10. Y, por supuesto, creo que si alguien sabe que en la guerra de los Bóers los británicos utilizaron campos de concentración para doblegarlos, también sabe que los campos de concentración no lo sinventaron ellos, sino el general Weyler en la guerra de Cuba. Y si lo sabe y no lo dice está muy mal. Cae en los mismos errores imperialistas que David Lean en su película. Todos somos nacionalistas, y algunos hasta imperialistas, pero al menos ellos saben hacer cine. Nosotros muy poco.