Sin duda, una apuesta arriesgada para tiempos donde los 3D, FX y la animación digital predominan en el cine. Pero que nos llenan de una nostalgia tremenda, acompañada de grandes recursos de nuestra época como es el montaje y los tiros de cámara, la diversidad de planos y la dirección de arte. La participación de estrellas como McDowell, a pesar que fue fugaz, sirven para darle más estatus a un film lleno de sentimiento.

Sin duda que la música de The Artist, es de lo mejor que hay, por el hecho de complementar y enriquecer la historia, ayuda a la dinámica para que los actores puedan hacer lo suyo. Las palabras sobran por la inmensa calidad de Jean Dujardin y Berénice Bejo que se apoderan de la pantalla, la hacen suya y sus personajes son tan conmovedores que uno no puede evitar compenetrarse y, en mi opinión, fue injusto que Bejo no haya podido adjudicarse con la estatuilla solo porque Streep sea más 'veterana' comparando a la que encarnó a Peppy Miller.

Una película recomendable, notable, entretenida y con el mensaje de optimismo más grande que cualquier cine sonoro envidiaría para tan simple idea. Un artista entre nosotros.