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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
4
Thriller En este desenlace de la saga Millennium la tensión se dispara. Tras el agónico final de La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, puede que Lisbeth Salander haya sobrevivido a ser enterrada viva pero sus problemas están lejos de haber acabado. Está acusada de triple asesinato y fuerzas poderosas intentan silenciarla de una vez por todas. Mientras, Michael Blomkvist escarba en su oscuro pasado y pronto encuentra sus huellas. (FILMAFFINITY) [+]
20 de agosto de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La reina en el palacio de las corrientes de aire es la tercera y última entrega de la famosa trilogía Millennium; superventas literario, éxito cinematográfico con su consiguiente remake (bueno, en plural) y producto un tanto decepcionante.

Daniel Alfredson repite y dirige la tercera entrega de la trilogía. Alfredson nos vuelve a presentar una ambientación mucho más cercana a la serie de televisión, o incluso a esas miniseries (bonito nombre para no llamarlas películas descuartizadas) que tan de moda están en estos tiempos. Lo mejor de la primera película de la entrega fue eso y, lo peor, el terrible desdén de Niels Arden Oplev (director de aquélla) en el desarrollo de los personajes y las líneas argumentales. Aquí se da la vuelta a la tortilla y, por primera vez en casi siete horas (duración aproximada de las tres películas) vemos que todo tiene un por qué. La línea principal, la que envuelve a Lisbeth Salander, queda completamente sellada, sí, pero para ello nos vemos envueltos en una maraña de mucho cuidado. Alfredson se enreda él solito con una historia que, aunque englobe a muchos personajes, no tiene dificultad ninguna y consigue, con ello, meter al espectador en un tiovivo pasado de revoluciones en el que todo queda estrepitosamente difuminado.

Noomi Rapace se pone por última vez en la piel de Lisbeth Salander en la gran pantalla (poco después lo haría para una miniserie) y deja muestras de su talento pero su trabajo se ve desmerecido por el gran impacto que causó un personaje que se presentó despertando mucho interés pero que se ha ido apagando de manera alarmante. Michael Nyqvist, aquí enfundado en un personaje excesivamente mecánico, sigue subido a su nube sin convencer al espectador. Erika Giannini entra con fuerza en la película y hace suyo todo el proceso judicial con una sobriedad devastadora. Lena Endre muestra la parte humana de la que parecen carecer la mayoría de personajes y lo hace de una manera formidable. Buena labor, también, la de un Jacob Ericksson que aprovecha su sitio para ofrecer una seriedad que es necesaria en la película. Por último, destacaría a Anders Ahlbom Rosendhal, con su inquietante y certera interpretación.

Resumiendo, que es gerundio: La reina en el palacio de las corrientes de aire es un clímax de más de dos horas que mezcla y agita mal los ingredientes, entre los que se encuentran un proceso judicial, un plan chapucero de la mafia, una crítica sobrada por demasiado evidente, un cuento de hadas camuflado de cyberpunk y una revista cuya relevancia es mayor para el mundo que la que pueda tener la Biblia para el mismísimo Papa.
Grijander
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