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España España · L'Olleria ( Valencia )
Voto de Grijander:
5
Drama El objetivo de Andrew Neiman (Miles Teller), un joven y ambicioso baterista de jazz, es triunfar en el elitista Conservatorio de Música de la Costa Este. Marcado por el fracaso de la carrera literaria de su padre, Andrew alberga sueños de grandeza. Terence Fletcher (J.K. Simmons), un profesor conocido tanto por su talento como por sus rigurosos métodos de enseñanza, dirige el mejor conjunto de jazz del Conservatorio. Cuando Fletcher ... [+]
28 de enero de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Whiplash cuenta la historia de un joven y ambicioso baterista y de su profesor-opresor y lo hace en clave de sol, profesando amor a la música. La película es la mentira de rigor que toca comerse en cada edición de los Oscar.

Damien Chazelle dirige con estilo pero sin empatía Whiplash. Chazelle tiene claro qué es lo que quiere mostrar y lo hace, pero para ello se salta varias instrucciones técnicas de primero de preescolar. Aunque es cierto que Whiplash posee escenas potentes, el desarrollo es redundante desde demasiado pronto y la evolución de los personajes se limita a lo que ellos mismos nos apuntan desde el principio, con lo que se da la circunstancia de que todo está leído en voz alta antes de ser escrito, como si se tratara de un involuntario spoiler sobre la evolución de la vida de la película. Con las cámaras, Chazelle está lejos de ser hábil y, dejándose llevar por la sangrienta voluntad que pone de manifiesto para mostrar la voracidad interior de los personajes, su duelo y su sino, hace que los planos pataleen cuando no están siendo mecidos de forma brusca en busca de un encuadre que resalte tanto como la música. A nivel de guion, Chazelle hace de su meta el mayor de sus errores, tratando, desde el minuto uno hasta los créditos finales, de hacernos ver a un superhéroe luchando en una fauna salvaje contra un león gigante. Esa rivalidad, que parece atractiva en su debido contexto, está pasada de vueltas a un nivel sonrojante.

Miles Teller y J.K. Simmons están a un nivel que hacía años no se veía en una pareja de rivales en una película. Teller hace un trabajo sobrehumano, más con aquello que calla que con lo que dice, lo que tampoco es demasiado extraño vista la naturaleza de su personaje. J.K. Simmons no merece ser candidato a ningún premio porque todo aquello que sea susceptible de ser votado por amiguismos y politiqueo hará un daño enorme a una interpretación que merece, de calle, ser galardonada y que se besen los pies de Simmons allá por donde se le vea aparecer. La vida interior que muestra Teller (y que no tiene su personaje por la incapacidad de Chazelle de sacarle provecho) parece no tener más límites que los que pone Simmons, que con un trabajo desgarrador sirve de barrera sólida para contener el huracán de redobles del joven baterista. Ambos están a un nivel descomunal, pero es que lo de Simmons, de verdad, hacía mucho tiempo que no lo veía: es legendario.

Resumiendo: Whiplash es una sobrevaloradísima película con una técnica bastante pobre que vive de un par de escenas y del duelo que mantienen sus personajes principales que, sin embargo, tienen su mérito en las interpretaciones colosales de Miles Teller y J.K. Simmons y no en el vacío concepto en el que se convierten tras el fallido intento de su director, Damien Chazelle, de hacer algo con ellos. Teller y Simmons son Whiplash... y Chazelle casi se la carga.
Grijander
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