Una película a la altura de los reencontrados Gus Van Sant y Matt Damon tras la gran El Indomable Will Hunting, incluyendo el guión, escrito por el propio actor. Cierto es que no alcanza el nivel de su primer encuentro, pero Tierra Prometida es una eficaz cinta, competente a la hora de mostrar lo que quiere, con una dirección inteligente y un reparto general que ralla a buena altura. Cuenta también con unos diálogos bien elucubrados, y a pesar de considerarse un drama como género, la comicidad está presente en muchas conversaciones llenas de chispa y conocimiento de causa. Esa que la historia narra con cierto cinismo y crítica ante el poder de enormes corporaciones ávidas de poder y dinero.
Con un reparto liderado por siempre genial Damon, se acompaña por la gran Frances McDormand (Tres Anuncios en las Afueras) en un papel pensado para ella, John Krasinski (Un Lugar Tranquilo) como un carismático ecologista o el veterano Hal Holbrook (Norte y Sur) en un papel muy realista. De esta forma, los distintos intereses chocan entre facciones posicionadas, poniendo a prueba la ética moral de los ejecutivos deseosos de adquirir tierras de un pequeño pueblo de EE.UU. para extraer de ellas gas natural. El conflicto entre pueblo y compradores está servido.
Con habilidad, Van Sant maneja un guión que es un claro homenaje a la América rural y sus personas y un alegato en defensa del medio ambiente, que si bien deja un final algo utópico, se deja ver con una facilidad pasmosa.