El Mago de Oz es como esa tía simpática que siempre trae el mejor pastel a la fiesta. Desde el primer vistazo, te deslumbra con sus colores vibrantes y te atrapa con su historia mágica. Dorothy y su tornado particular nos llevan a un mundo más allá del arco iris, literalmente. Con sus compinches, el espantapájaros con dilemas cerebrales, el hombre de hojalata oxidado, y el león con valentía en apuros, hacen equipo para encontrar al mago más misterioso.

La banda sonora es pegajosa como chicle en verano, con canciones como "Over the Rainbow" que te hacen tararear por días. Judy Garland es el corazón latente de la película, y el resto del reparto brilla como estrellas en un cielo de Oz.

Este clásico traspasa generaciones, como ese chisme familiar que nunca pasa de moda. Habla de amistad, valor y, por supuesto, zapatos rojos que son pura envidia. Te recuerda que los sueños están al alcance si tienes fe, esperanza y quizás un par de zapatos mágicos. ¿No te hace sentir como un niño otra vez? Pues sí, y eso nos hace muy, muy felices.