El contador de cartas es un drama de suspense dirigido por Paul Schrader, el guionista de Taxi Driver y La última tentación de Cristo. Narra la historia de William Tell (Oscar Isaac), un exmilitar y jugador profesional de póker que arrastra un pasado traumático y una culpa que le impide conectar con los demás. Su vida cambia cuando conoce a Cirk (Tye Sheridan), un joven que busca vengarse de un coronel militar (Willem Dafoe) que les torturó a él y a Tell en Irak. Tell intenta ayudar a Cirk a encontrar otro camino, mientras se involucra con La Linda (Tiffany Haddish), una empresaria que le ofrece financiar su carrera en el póker.

Es una reflexión sobre la redención, la violencia, la moralidad y el azar, con un tono sombrío y una atmósfera opresiva. Schrader demuestra su maestría al crear personajes complejos y atormentados, que buscan una salida a sus conflictos internos. Isaac está soberbio en su papel de antihéroe solitario y calculador, que oculta sus emociones tras una máscara de frialdad. Sheridan y Haddish cumplen como secundarios, aunque sus personajes están menos desarrollados. Dafoe tiene una breve pero intensa aparición como el villano de la historia.

Tiene un ritmo pausado y una estética austera, que refleja el estilo de vida de Tell, obsesionado con el orden y el control. El póker es el escenario donde se juega su destino, pero también el símbolo de su lucha contra el caos y la incertidumbre. La música disonante y los espacios claustrofóbicos contribuyen a crear una tensión que se mantiene hasta el final.

El contador de cartas es una película interesante y profunda, que explora temas universales desde una perspectiva personal y original. No es una película fácil ni para todos los públicos, pero sí una obra de autor que merece la pena ver.