En plena efervescencia de las buddy movies, un subgénero de la acción y la comedia muy vinculado a la década de los ochenta y comienzos de los noventa, llegó este filme dirigido por Peter Hyams, director con cierta solidez en la mayoría de sus proyectos y especializado en la ciencia ficción y en la acción.

La película cuenta con una pareja protagonista que, al contrario que en la mayoría de buddy movies, no tiene ese constante choque de personalidades, ya que ambos están bastante locos, se llevan estupendamente y son algo granujas, especialmente en lo que tiene que ver con su relación con las mujeres, no teniendo tapujos en acostarse con todo lo que se mueva, tenga o no pareja. Vamos, unos polis con unos valores un tanto peculiares y que quizás no ayudan a que conectes del todo con ellos, pese a algunos momentos divertidos entre ambos.

Si al hecho de que entre los dos personajes no existan unas diferencias muy evidentes, ya que el único conflicto al que se enfrentan es a seguir o no en su profesión de policías tras descubrir las virtudes de la ociosa vida en Florida, le sumamos que la faceta vinculada a la acción tampoco destaca en absolutamente nada (más allá de una persecución en coches sobre las vías de un tren, única escena de acción medianamente llamativa), nos terminamos encontrado ante una película carente de interés y que se hace pesada en muchos momentos, ya que la historia es confusa y no todos los chistes funcionan.

Lo único que me resulta muy llamativo de la cinta reside en su estética, mostrando unas calles de Chicago con un aspecto muy marcado en aquella época, en un ambiente frío y sucio, pero que cinematográficamente queda muy bien.