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España España · Madrid
Voto de Naran:
9
Drama Karel, un introvertido niño checo de 9 años, superviviente del campo de concentración de Auschwitz, huye de un campo de refugiados en la Alemania de la postguerra, tratando de buscar a su madre. El chico es encontrado por un soldado americano, Steve que tratará de ayudar Karel a encontrarla. Film en tono semi-documental, rodado entre los escombros de la ciudad de Nuremberg y protagonizado por el entonces desconocido Montgomery Clift en ... [+]
30 de noviembre de 2007
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los ángeles perdidos, 1948, Fred Zinnemann. Una peliculita clásica de esas que no se recuerdan mucho pero que encandilan a padres y abuelos nostálgicos. La descubrí por casualidad y me gustó porque no es una película bélica, aunque hable de la guerra, y porque no es un panfleto propagandístico americano típico de la época, aunque al principio se mencione que la película pudo rodarse en Alemania gracias a la generosidad (sic) del ejército americano.
La película retrata a las más crueles víctimas de las guerras: los niños. Millares de niños que han sido arrancados de sus hogares y recluidos en campos de concentración; no son más que números, sin nombre, ni lugar de procedencia, ni familia ni nada. Víctimas anónimas que tras su liberación, no saben adónde ir, tienen miedo...
Difícil tarea devolverlos a sus hogares. Un joven soldado (Montgomery Clift en su debut) intentará ayudar a uno de ellos, un niño (también debutante) que sólo dice "no lo sé" y que parece haberlo olvidado todo. En su búsqueda, intentará encontrar a su familia, le enseñará inglés e intentará adoptarlo... Mientra su madre, aún sabiendo que es muy posible que su hijo esté muerto, sigue buscándolo sin tregua, porque ya no le queda nada.
Con un final de esos de lágrima fácil (por supuesto de emoción contenida y alegría), se trata de una película muy típica, fácil de adivinar, con alguna referencia al sueño americano. Aún retratando los horrores de la guerra (los niños perdidos, que ya no saben ni cómo coger una cuchara, histéricos, desesperados...), esa visión es bastante ligera, especialmente comparado con la crudeza de filmes posteriores. Momentos poco creíbles (el aprendizaje del niño del inglés), momentos tiernos, otros dramáticos, que implican al espectador (todos le decimos a la pantalla ¡no subas al tren!, ¡no subas al tren!) que componen una película bonita y bien hecha. Para amantes de las historias tiernas que se han contado miles de veces.
Naran
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