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España España · Madrid
Voto de Naran:
7
Drama. Romance. Thriller Helen trabaja en un salón de belleza, y su novio Bob es locutor de una emisora de radio local. Honda es un niño mudo que graba en secreto las conversaciones de los demás; su hermana Smokey es empleada de un bar. Martin es un tipo misterioso que comparte una oscura historia del pasado con Helen. Honda se enamora de Helen y comienza a grabar sus conversaciones con Bob... (FILMAFFINITY)
24 de octubre de 2010
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Michael Winterbottom intentaba revolucionar, allá por 1998, el panorama británico con esta muestra de cine independiente y libre, salpimentada con sexo de alto voltaje filmado con una estética muy personal. Aquí no hay racionalidad; sólo destellos de los sentimientos que huelen a tragedia.

La historia está narrada desde el punto de vista de Honda, adolescente que, mudo tras la muerte de su madre, se dedica a grabar conversaciones ajenas, hasta que se encuentra con Helen, una peluquera -vaya la fijación que tiene Winterbottom con las peluqueras- de mirada entre melancólica y desesperada, que no para de discutir con su novio. Los diferentes personajes van campando por la pantalla hasta que aparece, casi sin avisar, Martin, ex novio de Helen… que ha vuelto para recuperarla. Aunque acabe de salir de la cárcel por haber matado al padre de ella.

I Want You es una declaración de principios desde su mismo título. Te quiero ahora mismo en este mismo lugar. Defender la pasión como uno de los elementos fundamentales a la hora de conocer a una persona, y como génesis de la atracción, es muy arriesgado. Winterbottom nos habla de un amor que debe ser denso, y que está irremediablemente unido al sufrimiento. Los personajes caminan ciegos a la autodestrucción, mientras sus vidas se convierten en un poema maldito. Y esa es su belleza, aunque a muchos no les bastará para que ésta sea una buena película.

El tono narrativo es descarnado, brutal, epidérmico, sensual. La narrativa visual de Winterbottom, rompedora y moderna, se basa en un juego de contrastes de luz sorprendentes, y de unos planos que se limitan a dejar que los personajes se coman desasosegadamente la pantalla. Los azules de la piscina, los amarillos de la playa, los rojos de las intenciones, intensísimos y, sin embargo, sombríos, son los colores ideales para un ejercicio de introspección marcado por los instintos. Su artífice, Slawomir Idziak, autor de la fotografía de Azul.

Un último apunte: La canción de Elvis Costello da nombre a la película. Sencillamente brutal.

Amores de una vida rotos, plomizos, obsesivos e hirientes. Imposible olvidar la mirada de Rachel Weisz.
Naran
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