Cuando, cada vez más, veo esas pelis en las que te tiras dos horas sin enterarte de nada, entre diálogos absurdos y caras de palo por todos lados, para que, en los 10 minutos finales, en un giro inesperado, todas las piezas del puzzle se unan y digas:-aaaaaahhhhh, era eso!!! Pues qué quieres que te diga, que llega un momento, coño, que te aburres, miras el reloj y resoplas, pero sabes que en los últimos 10 minutillos te lo van a aclarar todo y queda solucionado el tema.
Espera, que hay más. O en esas pelis de vampiros o de zombies tan de moda, que mezclan historias de amor y rollos filosóficos constantes intentando enseñarnos, en otro giro sublime del director, como debemos ser o hacer para convertirnos en mejores personas, cojones, que estamos entre zombies y vampiros, corre hombre corre, que te muerden, si es que no hay más, no metas más relleno que a un pavo.
Una bala en la cabeza, es todo lo contrario, no hay relleno, va al grano, el argumento va de mercenarios, asesinos, polis corruptos, pasta y pistolas. ¿Qué esperas? Pues eso, al grano, típico de Stallone, cuando vas a mirar el reloj porque empiezas a aburrirte, hace 5 minutos que terminó.