Hay una clara similitud entre el protagonista de 'Sombras tenebrosas' y Tim Burton. Barnabas Collins resurge de la oscuridad para vengar a su estirpe y honor del mismo modo que el estrambótico director vuelve a coger por el mango su cine más gamberro. Después de los altibajos que experimentó con 'El planeta de los simios' o 'Alicia en el País de las Maravillas', el director demuestra con esta cinta su enorme potencial para convertir una historia de monstruos, pesadilla y traición en una entretenida comedia de terror con su ladito tierno.

Es indiscutible que a Tim le gustan los dramas de amores imposibles impregnados de hechizos y eternidades malditas, véase 'Eduardo Manostijeras' o 'La novia cadáver', ambas sublimes. Esta vez retoma la misma idea con su consecuente romance y una exuberante villana, Angelique Bouchard, interpretada por Eva Green. La picardía de sus planes serán cantos de sirena difíciles de resistir para Barnabas, un vampiro sediento de sangre y amor encarnado bajo la paliducha piel de Johnny Depp.

Entre el elenco de la extravagante familia Collins, su descendencia, destaca una mordaz Chloë Grace Moretz, quien pisa fuerte con un papel que nada tiene que envidiar a los de Michelle Pfeiffer o Helena Bonham Carter. Todos ellos cuentan con horripilantes roles creíbles desde las distancias y dignos en su labor de amenizar la romántica trama central.

Lo mejor del filme es que está lleno de chascarrillos y referencias a los años 70, época en la que resurge el "joven" desterrado. Resulta ingeniosa la forma en la que un noble del siglo XVIII y además vampiro contempla un entorno completamente desconocido para él, lo que sumado a la estética maquiavélica que adopta Depp lo convierte sin duda en un meritorio papel. Sin embargo, en la genialidad puede estar el fallo, ya que tantos gags a dicha década pueden perder al público infantil, y a veces se recurre a bromas de relleno bastante pilladas por los pelos. Todo ello puede provocar que 'Sombras tenebrosas' no sea tan inolvidable dentro de veinte años como hoy lo es 'Ed Wood' o 'Sleepy Hollow'.

Tim Burton ya ha demostrado sobradas veces su irregularidad en cuanto a estilo y calidad, pero no cabe duda de que esta mediana producción supera a varios de sus últimos desvaríos. Y ya se echaba en falta un poco de humor irreverente en su cine, rara vez visto desde que Winona Ryder invocó a Bitelchús.

Con todo, este cuento de sombras se mantiene a flote y se deja disfrutar gracias a las repartidas intervenciones de un numeroso reparto y a una historia vampírica que faltaba en el armario del cineasta, tan repleto de sueños como de telarañas.