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Voto de Pas:
9
29 de octubre de 2008
26 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por encima del rigor histórico en la ambientación, por encima del escaso presupuesto, por encima del tijeretazo que le metió la productora y por encima de una sucesión de pequeñas historias escasa de profundidad, está el espectáculo bélico repleto de detalles extraños y de humor que consigue alcanzar el adjetivo de trepidante.
La película está montada como una serie de pequeños actos de combate durante toda la Segunda Guerra Mundial y con cambios de escenario constantes. Pero esa dinámica también refleja una evolución en los personajes. El sargento cada vez es más humano y nihilista (aparente contradicción, pero explicable en el contexto de la guerra) y los soldados en cada esacramuza se van forjando como hombres duros. Hasta el malo nazi se muestra como un niño indefenso que quiere la paz al final de la guerra.
Además del carisma de unos personajes encabezados por un arrollador Lee Marvin, hay multitud de frases y pequeños detalles que elevan la grandeza de la película. El casco con flores del sargento, los planos de conejos y gamos, el niño italiano que no pierde el sentido común de aprovecharse de sus conocimientos a pesar de haber perdido a su madre, el loco con la metralleta, los inquietantes personajes del manicomio, el médico nazi homosexual, el bromuro en la comida para que no estén salidos los combatientes... y los continuos dilemas morales entre matar y asesinar o la venganza y la responsabilidad.
Toca muchísimos palos mientras se entretiene al espectador con las frases lapidarias del sargento y las batallas repletas de épica. El bombardeo es constante. Y la condición de outsider de Samuel Fuller, también. Zooms, primerísimos primeros planos, y su propia presencia tanto con su cameo dirigiendo un documental como con su alter ego en forma de soldado escritor que fuma puros y ejerce de narrador.
Entretenida, implacable y original.
La película está montada como una serie de pequeños actos de combate durante toda la Segunda Guerra Mundial y con cambios de escenario constantes. Pero esa dinámica también refleja una evolución en los personajes. El sargento cada vez es más humano y nihilista (aparente contradicción, pero explicable en el contexto de la guerra) y los soldados en cada esacramuza se van forjando como hombres duros. Hasta el malo nazi se muestra como un niño indefenso que quiere la paz al final de la guerra.
Además del carisma de unos personajes encabezados por un arrollador Lee Marvin, hay multitud de frases y pequeños detalles que elevan la grandeza de la película. El casco con flores del sargento, los planos de conejos y gamos, el niño italiano que no pierde el sentido común de aprovecharse de sus conocimientos a pesar de haber perdido a su madre, el loco con la metralleta, los inquietantes personajes del manicomio, el médico nazi homosexual, el bromuro en la comida para que no estén salidos los combatientes... y los continuos dilemas morales entre matar y asesinar o la venganza y la responsabilidad.
Toca muchísimos palos mientras se entretiene al espectador con las frases lapidarias del sargento y las batallas repletas de épica. El bombardeo es constante. Y la condición de outsider de Samuel Fuller, también. Zooms, primerísimos primeros planos, y su propia presencia tanto con su cameo dirigiendo un documental como con su alter ego en forma de soldado escritor que fuma puros y ejerce de narrador.
Entretenida, implacable y original.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La ESCENA:
Lee Marvin y sus muchachos las pasan putas para hacer frente a un francotirador en un castillo en ruinas. Cuando por fin logran atraparlo, resulta ser un niño que no para de alzar su brazo y decir "¡heil, Hitler!". Los subordinados quieren matarlo, pero su superior pregunta uno por uno a todos si están dispuestos a matar a un niño. Transición por corte y primer plano del niño recostado en el regazo de Lee Marvin, alzando el brazo y gritando la misma frase. El sargento le da unos azotes y pronto su "¡heil Hitler!" se convierte en un lloriqueante "¡mamaaaaa!". Las zurras que más gracia me han hecho en la historia del cine. Así es la película, llena de salidas chocantes grandiosas.
Lee Marvin y sus muchachos las pasan putas para hacer frente a un francotirador en un castillo en ruinas. Cuando por fin logran atraparlo, resulta ser un niño que no para de alzar su brazo y decir "¡heil, Hitler!". Los subordinados quieren matarlo, pero su superior pregunta uno por uno a todos si están dispuestos a matar a un niño. Transición por corte y primer plano del niño recostado en el regazo de Lee Marvin, alzando el brazo y gritando la misma frase. El sargento le da unos azotes y pronto su "¡heil Hitler!" se convierte en un lloriqueante "¡mamaaaaa!". Las zurras que más gracia me han hecho en la historia del cine. Así es la película, llena de salidas chocantes grandiosas.