Mas gorda, mas tonta, mas incomprensible.

Después del éxito de la primera, gracias al marketin de una pachanguera B.S.O. repleta de Hits y de vendernos a una Renée con sobrepeso (como si fuera la primera y la única actriz que por exigencia del guión se ve obligada a cambiar de imagen (por los millones que la pagaron también yo me pondría “temporalmente” como una foca)) era de esperar que la secuela no tardara mucho en aparecer en las pantallas, con una Renée aun mas gorda (también mejor pagada) una B.S.O. con la misma dosis de éxitos puramente comerciales, en definitiva mas de lo mismo pero agrandado hasta el punto de resultar una película estupida y pesada, que ni si quiera es fiel al libro original ya que si no el personaje de Hugh Grant no hubiera aparecido, lo que demuestra que aquí a lo que se va es a ganar dinero rápidamente, por que lo de vendernos que Bridget Jones es un reflejo de la mujer de hoy, ya no cuela en los espectadores (tampoco colo en la primera parte).

Lo mejor: La versión del ‘Sorry Seems To Be The Hardest Word’ que interpreta Mary J Blige.

Lo peor: Que se estén planteando rodar una tercera parte.