En mis recuerdos de la saga Bond, para mi Roger Moore era el único e inaccesible James Bond.

Es agradable recordar esta película varias décadas después.

Veo a Roger Moore, y veo Daniel Crag, y me entran ganas de llorar, y comprendes porque siempre se le suele catalogar el peor James Bond de la historia.

En esta película un Roger Moore con un peinado/peluca ideal para ser doblado con extras en prácticamente toda secuencia que hay que mover alguna articulación. Casi de risa algunos doblajes de extras.

Lo mismo que tecnológicamente hablando, parece un chiste la película. Desde los coches a inventos.

Pero le sigo reconociendo algo a la película: su filosofía. Una historia atractiva, situaciones al "limite", diversos piases, tramas políticamente enrevesadas y temas puntuales muy punteros para su época.

Ahora la ves, y te ríes, pero entiendes porque en su momento fue todo un bombazo.