Una historia sobre la integración racial no puede ser tan ligerita, eso no tiene ninguna discusión, hay que ser así de tajante con una película que sí, enseña cosas del vestuario e incluso de la familia, pero no sale nunca a la calle para diferenciar sus personajes, no tiene ni un detalle sobre los negocios que se forman en los institutos y sus deportes, recurre a la heroicidad y a la sensiblería con un tacto poco adecuado, es una historia de Disney, por no hablar de una nula ambientación con permiso de su descarada banda sonora que es lo único que se viene a salvar, porque ni un grande como D. Washington consigue plantear a escala reducida lo que ocurría en la sociedad en esos tiempos.

No llega a crear dilemas morales porque los jugadores no hablan con sus almas, todo queda como una pincelada poco respetable, una cinta claramente para todos los públicos, para poner en navidad a los chicos en el instituto antes de ir a cenar con sus familias, totalmente débil en su contenido dramático y es que este guión va paso a paso escrito en una facultad, por un becario, no se introduce ni una sola escena alternativa, todo son tópicos y de los americanos, de esos edulcorados.