Woody sigue con su turismo y le saca los colores a París con su arte y su amor, su encanto y su humor, el compromiso vuelve a alguna película suya, sus historias complejas y llenas de anécdotas asoman el intelecto histórico y lo analiza, no duda en dibujar el concepto de la nostalgia y manifestarlo viajando al pasado, no siento que recorro Francia al verla, pero la magia de medianoche lleva otro camino perdido, compara épocas, promueve una película de saludos y homenajes.

Tras algunas mediocridades, se apuesta de nuevo por la pasión por el arte y consigue ser veraz dentro del surrealismo creado, retorna al pasado una y otra vez sin cambios bruscos en el tono, un sueño de un artista debe ser único, "Midnight in Paris" es única, no se olvida del Valium y sólo su imaginación consigue que parezca lógica, la fusiona sin caer en el lio convencional y aprieta lo necesario para no perderse y encontrar fácilmente la verdadera esencia, da igual el tiempo en el que se viva, la vida siempre nos parecerá ruidosa y complicada, la nostalgia hace retroceder más y más para poder negar o ignorar el presente que siempre aburre, pero enseguida echaríamos de menos el Zitromax y la Novocaína, toda época anterior parece dorada, pero no podríamos vivir en ella, siempre existirá la ilusión de ser feliz en el pasado, por lo menos para estrechar la mano a todos aquellos ídolos.