Un consejo para cuando se han visto varias películas de cine actual consecutivas, hay que volver a los clásicos, aunque "El motín del Caine" no lo sea, porque enseguida se palpa que sus diálogos están cuidados o que el tratamiento sobre los personajes está más que trabajado, lo que hace que sea una película bien llevada y bien escrita.

Un nuevo capitán que convierte la chatarra de la marina en un barco disciplinado, con castigos, restricciones y el consecuente descontento general desde los oficiales hasta los soldados rasos, y aquí está el punto que más se echa en falta, que no se muestre con mayor dureza la dificultad de supervivencia de éstos o alguna que otra anécdota que rellene la historia, porque hubiera engañado aún más al espectador sobre sobre el buen dilema moral que plantea al final a través de las leyes y el juicio, una duda que sobrepasa los límites de las personas, y que enseña hasta que punto son tipos duros y cómo de difícil es ser un alto cargo en tiempos de guerra.