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España España · la laguna - tenerife - canarias
Voto de stikma:
7
Drama Suecia, siglo XIV. Como cada verano, una doncella debe hacer la ofrenda de las velas en el altar de la Virgen. El rey Töre envía a su hija Karin en compañía de Ingrid, una muchacha que odia a Karin en secreto. Antes de cruzar el bosque, Ingrid se detiene y abandona a la princesa, pero la muchacha prosigue su camino y se encuentra con unos pastores, aparentemente afables, que la invitan a compartir su comida. (FILMAFFINITY)
1 de febrero de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puedes pedir ayuda a Dios o pensar que la religión termina con el pecado, puedes hacer la pasión por Cristo o puedes determinar cualquier conducta ante la vida y ante el Señor, a Bergman poco le importa, nadie como él sabe contarte quiénes son las fieras, y sólo él sabe contarte que tanto los rosales como los cardos tienen espinas, y que a todos nos sale alguna vez esa venganza que llevamos dentro, sólo él sabe ser tan crudo con la moralidad, y sólo él sabe desnudar nuestras debilidades al apreciar su cine, un maestro.

Actos de rebeldía y caprichos, el demonio seduce al inocente, pesadillas de malas noticias para convivir con las gentes del campo, sólo la doncella es digna de ir a la iglesia, su juventud es un huerto de belleza, el contraste con la salvaje despelujada, por otro lado, de una gran belleza por la propia impureza, una aventura que podría ser una fábula, la cabaña del miedo y el dolor, un hombre sin nombre que oye y ve, y que tiene el bálsamo del poder, un arma con la que conseguir ver sufrir y satisfacer a la vergonzosa envidia, y los pastores, el eje del drama, la maldad de la carne.

Más allá de sensaciones generales, que es en lo que se basa el cine de Bergman y de los grandes poetas, "El manantial de la doncella" puede destriparse como una serie de secuencias donde se enfrentan ángeles contra diablos, incluso se intercambian papeles, una barbaridad central como base de una noche fría y un camino largo, la coincidencia pone el resto, el aire se expresa con gemidos de terror, el miedo ya no es sólo lo que no saben, aquí también se padece por lo que saben, es la transformación de humanos en diminutas hormigas que nuestro Dios aplasta, si quieres saber a dónde puede llegar el demonio, la sencillez de esta película acaba con la paciencia, el mayor miedo no es perder lo que tenemos, es perder lo único que tenemos, esa es la naturaleza del humano, a pesar de la gran desgracia, el sentimiento que invade es egoísta.

La túnica regresa sucia y ensangrentada, se acabó la paz, la acogida pasa al infierno, todos culpables, el odio no deja pensar, la venganza será fría, una extraña ducha con ramas de una abedul probablemente símbolo de la pérdida y un amanecer con nueva secuencia violenta con el fuego como testigo del juego de la muerte y sus efectos secundarios, consigue culminar esta tragedia sin piedad, así es como Dios castiga, aplastando hormigas sin mover un dedo, Dios lo consiente todo y establece el equilibrio de sus seres, es fácil de comprender, ahora tocará suplicar perdón, una promesa de una iglesia con las propias manos, el agua brota, es el manantial de la doncella, ahora se podrán purificar.
stikma
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