Pocos directores tienen un sello narrativo tan claro como el realizador Sam Raimi. Sus guiones, historias y realizaciones están basadas en un ritmo frenético, delirante, con gramos y/o dosis de humor muy bien medidos que nos introducen rápidamente en la diégesis de la historia sin hacer largas introducciones (que ayudan a elevar el entretenimiento de sus filmes).

A parte de esto, conviene destacar positivamente en "Drag me to the hell" la capacidad que tiene de inquietar en una historia que es realmente poco original y la más que interesante interpretación de Alison Lohman en un personaje que parece hecho a medida. Una lástima que aún no se aproveche mejor a esta actriz como lo hace el gran Raimi.

Si te atreves a visionar esta película ten muy claro que lo vas a pasar... de miedo.