Divertidísima y cuasi-original, que significó la primera nominación al oscar de Tom Hanks, por su magnífica composición. Lo lograría más tarde con Philadelphia, en un tono mucho más grave.
Es tierna, por supuesto que fantástica, pero con una gran humanidad.
Romántica, un canto a la amistad, y con cierto aroma de melancolía acerca de la consecución de los sueños más profundos y cómo el conseguirlos a veces no nos da la ansiada felicidad. Todo a su debido tiempo.
Evoca a la nostalgia y deja un grato recuerdo en la memoria.

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