Agradable y atractiva sorpresa la que me he llevado con esta desconocida película de los directores Anna Boden y Ryan Fleck, a los que ya conocía por haber disfrutado anteriormente de algún trabajo suyo tras las cámaras como, por ejemplo, la película protagonizada por Zach Galifianakis, "Una historia casi divertida" o aquella aún mejor protagonizada por Ryan Gosling, "Half Nelson".

Esta pareja tan interesante de directores vuelve a ganarme con esta película en la que descubro de verdad a un actor australiano maravilloso llamado Ben Mendelsohn, a quien había visto anteriormente como el villano de la película de Spielberg, "Ready player one", pero que ha sido aquí cuando me ha demostrado lo gran actor que es.

Junto a él un más famoso Ryan Reynolds, actor que aquí deja de lado sus papeles más cómicos y se pone serio. Tanto él como Mendelsohn dan vida aquí a dos perdedores pero de los grandes, dos tipos que no saben valorar lo bueno de la vida, que se dedican a desperdiciar su tiempo y su dinero de casino en casino, de apuesta en apuesta, dejando por medio cadáveres como mujeres, hijos, amantes y madres.

Mendelsohn tiene una enorme adicción al juego y es un autentico desastre en su vida personal, poniendo en riesgo su trabajo y viviendo sólo después de su separación, sin tener apenas contacto con su hija. El actor y su mirada de desesperación es lo que más me ha cautivado aquí.

Reynolds controla más su sed de juego pero se aburre de su vida, de sus relaciones, no quiere asentarse con nada ni nadie y necesita continuamente la adrenalina de la emoción y el cambio y, sinceramente, me ha gustado mucho la interpretación del canadiense aquí.

Junto a ellos una siempre solvente Sienna Miller de pelirroja y una Analeigh Tipton encantadora.
Un saludo,
Tess