He tardado todo este tiempo en sentarme a ver esta película. No me atrae el considerado cine clásico, el de bastantes años atrás. Nunca me había planteado ver nada de Hitchcock, hasta que cayó en mis manos la película en la que el gran Anthonny Hopkins daba vida al director inglés y se contaban los pormenores y grandes y numerosos problemas que el considerado rey del suspense se encontró para poder llevarla a cabo. el orondo director creía tanto en su proyecto que fue él quien tomó la gran responsabilidad de todo, avalando con su preciada mansión los costes de producción de la misma. Y es que ninguna gran productora creía en esta película y ninguna quería producirla, cosa que lamentarían más tarde porque la peli fue un enorme éxito y se convirtió en la película más taquillera del director. Como digo, ésto fue lo que me hizo decidirme a verla y, la verdad, creo que es una buena película, notable para la época en la que fue rodada. Con un suspense tremendo a lo largo de todo el film, luchando el director con una censura que no le permitía ni rodar la famosa escena del váter abierto. Hitchcock contaría pro primera vez con una sensual Janet Leigh que afirmaría más tarde haberle cogido pánico a ducharse. La madre de Jamie Lee Curtis encontraría un apoyo en el director, quién se volvía loco con las rubias. Leigh está perfecta y la escena de la ducha, la famosa, la que pone los pelos de punta todavía a más de uno, está francamente bien rodada. Junto a ella, una correcta Vera Miles que había perdido un poco la atención del director por sentirse abandonado por ella al preferir retirarse un tiempo del cine para ser madre, y un guapísimo John Gavin como amante de Leigh. Pero quien se hace dueño absoluto de la película es el sorprendente Anthony Perkins, increíble su actuación, sus maneras y, sobre todo, esa mirada final que hiela la sangre. Muy buena peli, pienso ver sus secuelas y su remake americano del 98.
Un saludo,
Tess