Haz click aquí para copiar la URL
Voto de Antonio Morales:
8
Drama. Cine negro Cuando el segundo marido de Mildred Pierce (Joan Crawford) es asesinado, la policía la interroga. La mujer cuenta cómo ha sido su vida desde que se casó por primera vez y cómo se ha sacrificado para proporcionar a su hija (Ann Blyth) todas las oportunidades que ella nunca tuvo. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2015
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquel que considere al escritor James M. Cain un misógino por sus novelas adaptadas al cine (El cartero siempre llama dos veces y Perdicion), donde se dibujaban dos féminas perversas, tiene en “Mildred Pierce” (Alma en suplicio) un desafío atractivo que no es otro que el de la capacidad de la naturaleza femenina de soportar el sufrimiento y el sacrificio. El problema del carácter femenino planteado habitualmente en Cain a través de la relación amorosa, viene dado aquí en una relación materno-filial que magistralmente Michael Curtiz, el director, asume más allá de los límites de la narración convencional. Se trata por tanto de un retrato audaz de la psicología de unos personajes, con brillantes diálogos no exentos de ironía y solapados por el barniz que subraya el carácter melodramático.

Aunque el film se nos presenta inicialmente con tintes de cine negro, el cineasta no tarda mucho en desviarse deliberadamente hacia el melodrama más arrebatador y pasional, narrada en varios “flash-back”, Curtiz siempre mantiene como telón de fondo el crimen, sus consecuencias y sobre todo, su origen mediante un buen pulso narrativo. El melodrama ha sido un género férreamente dependiente de la institución familiar, fuente inagotable de conflictos y que, en no pocos detalles, la desestructuración de la misma resulta uno de los factores más importantes de su idiosincrasia. El matrimonio de Mildred Pierce (una excelente Joan Crawford) fracasa y para sacar a delante a sus hijas y ante su poca experiencia laboral decide trabajar en el mundo de la restauración. En sus aspiraciones de progreso debe desatender involuntariamente a su familia, sobre todo a Veda (Ann Blyth), una joven caprichosa y hedonista, que actúa a partir de una patológica obsesión clasista dentro de una preclara distorsión familiar y que el escritor concibe como una acerada reflexión sobre el ascenso social.

Sin embargo, el estigma de los desclasados se mantiene indeleblemente marcado en ellas. En el fondo, Mildred ha hecho fortuna a partir de algo tan prosaico como una cadena de restaurantes de comida rápida y es este aspecto el que provocará el rechazo de las altas esferas de la ciudad cuando Veda intenta casarse con el hijo de una adinerada familia. Curtiz maneja la puesta en escena con la utilización de los espejos, los personajes se observan a sí mismos de manera invertida, engañándose constantemente, sin asimilar o reconocer su verdadera posición social. Una distorsión de la realidad en definitiva, maravillosamente expuesta por el cineasta. Un excelente film que muestra traición, engaños, celos y mentiras, con dos actrices, una adulta y otra adolescente, en estado de gracia.
Antonio Morales
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow