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Voto de Antonio Morales:
7
Aventuras. Drama. Comedia Después de que un viejo soldado llamado Miguel de Cervantes (1547-1616) recogiera por escrito las andanzas de Don Quijote y Sancho Panza, el caballero y su escudero se han hecho muy populares. Cuando se entera de que el Turco recorre la costa mediterránea con una poderosa armada, don Quijote emprenderá, una vez más, con la oposición de su sobrina y de su ama, una nueva aventura que empieza en la Mancha y termina en la costa. Vestido con ... [+]
24 de abril de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estas andanzas del hidalgo caballero andante, pertenecen a la segunda parte de la novela cervantina, pues la primera parte ya la había filmado para una serie de televisión, el propio cineasta Manolo Gutiérrez Aragón, 11 años antes con Fernando Rey como caballero y Alfredo Landa como Sancho. Aquí está encarnado maravillosamente por un Juan Luis Galiardo, que lo muestra mucho más maduro, humano, tierno y vulnerable, aunque tan loco como siempre. Por su parte Carlos Iglesias se muestra como un Sancho entrañable y conmovedor en la humanidad hacia su señor. El diseño de producción es muy aplicado, el respeto a la novela original notable, la iconografía mezcla sueño y realidad, imaginación y verdad histórica y la mayoría de personajes secundarios funcionan en su breves cometidos, desde el mago Merlín hasta el Montesinos.

La fábula comienza con una deliciosa secuencia irónica en la que los vecinos de Quijano y Sancho celebran la fama literaria alcanzada por sus paisanos (ya se conocen sus aventuras difundidas por la imprenta), llegando incluso a discutir sobre la verdadera existencia de determinados caballeros andantes. El hidalgo y su escudero planean salir de aventuras, azuzados en parte por las gestas impresas que de ellos se cuentan; son por ello, mucho más autoconscientes de su condición de sujetos de ficción. Tras cabalgar unos días, y fatigado en su ardua tarea, la de deshacer entuertos a mayor gloria de su impar Dulcinea, de la que presume estar enamorado “sólo de oír hablar de ella”, pues nunca la vio, decide emprender nuevas andanzas lastradas por su decadencia física.

Esta vez no hay molinos a los que combatir, ni rebaños de ovejas con las que enfrentarse, pero sí imaginadas fortalezas y bellas damas que atender y reinos que conquistar, sin olvidar la ínsula prometida a Sancho. Son aventuras donde la realidad se mezcla con la leyenda, una obra mucho más abierta a las fantasías, siempre acompañadas de un fino y tierno humor. Una película de juegos teatrales en los que se entrelazan las escenificaciones. Las imágenes ocres siguen siendo fascinantes, gracias a una dorada fotografía evocadora del ilustre Don Alonso Quijano por parte del operador José Luis Alcaine. Maestros del cine como Orson Welles y Terry Gilliam, nunca pudieron acabar sus proyectos, se quedaron en el camino, en mi opinión, ni Rafael Gil, ni Pabst, ni Kozintsev, entre muchas versiones, no lograron plasmar la singular poética cervantina, jamás se interpretó mejor que Gutiérrez Aragón, ha sido el director que mejor ha entendido la dificultad de la obra de Cervantes para adaptarla a la pantalla.
Antonio Morales
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