Javier Fesser sabe dirigir. Ya lo demostró en otras ocasiones, pero parece que como esta vez ha hecho algo más serio, pues se le ha hecho más caso (yo le daría el Goya a la dirección por P. Tinto antes que por Camino, por ejemplo).
La película está bastante bien. El primer y (sobretodo) el tercer acto son espléndidos; la niña tiene unos ojazos; y la valentía con la que expresa su punto de vista (la mayor crítica que he visto en mi vida contra la iglesia) me parecen encomiables.

Sin embargo hay varias cosas que no me gustan:
- El segundo acto es muy largo y redundante. Da la sensación de que nos quieren contar lo mismo en cada escena.
- Fracasa estrepitosamente intentando emular al Terry Gilliam de Brazil o El Rey Pescador, pues las ensoñaciones de la niña resultan bastante insulsas, a excepción de la última.
- Los buenos son demasiado buenos y los malos demasiado malos. Esto me gusta en algunas pelis de acción, pero no en este tipo de film.
- Esto tal vez no sea un defecto, pero a mí me resultó demasiado insoportable el maltrato psicológico al que es sometido la protagonista. Quizás se debe también a que la película es demasiado larga.

Sin embargo, el final de la película es espectacular y el último plano, genial, pues da el toque de gracia de forma muy pero que muy sutil.

De hecho, creo que he sido demasiado duro; quizá se merezca un 7.