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España España · Arcadia
Voto de alfwild:
9
Aventuras. Romance. Drama Harald es un afamado arquitecto cuyos servicios han sido demandados por el maharajá Chandra del reino de Esnapur. De camino, Harald salva a la bella bailarina Seetha de las fauces de un tigre. El flechazo entre los dos es instantáneo, pero el maharajá, dominado por los celos, no está dispuesto a que esta relación siga adelante. Tuvo una secuela titulada "La tumba india". (FILMAFFINITY)
19 de febrero de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde luego, podría decir que el díptico que componen “El tigre de Esnapur” y “La tumba India” fueron las películas de mi infancia. Una época en la que no se tienen expectativas ni pretensiones y en la que sólo existe el asombro y un mundo nuevo por descubrir. Una época, en definitiva, en la que todo es posible, y la imaginación y lo mágico lo inundan todo (como en esta película).

En aquel tiempo no tenía ni idea de que detrás de las películas trabajaba un montón de gente y de que, toda esa gente, estaba gobernada por un “director” que, a veces, cuando lo dejaban los productores y tenía el suficiente talento y la suficiente fortuna, podía regalarnos su genialidad y su saber en forma de una “obra maestra”, como sucede aquí. Todo esto lo aprendí más tarde viendo películas como “El apartamento”, “Ser o no ser”, “Tiempos modernos”, etc, etc., y así descubrí a genios como Billy Wilder, Lubitsch, Chaplin, y por supuesto a Fritz Lang.

De Fritz Lang descubrí todo su universo, que voy a contaros que no sepáis ya, ¡cuantos Fritz Lang nos harían falta en estos tiempos para mostrarnos, como el muy bien sabía, los peligros de los populismos, de los totalitarismos, y de todos los abusos de poder! ¡Cuántos Fritz Lang nos harían falta para seguir hurgando en las heridas de la sociedad, mostrarnos todas nuestras miserias, y así poder evolucionar y ser un poco más humanos!, ¡cuantas “perversidad”, “Furia”, “Metrópolis”, “M”, etc, etc. harían falta!.

¿Por qué digo todo esto?, ¿qué tiene que ver todo lo anterior con un niño que sentía fascinación por “El tigre de Esnapur” y “La tumba India”?. Pues simplemente porque, para mí, este díptico crepuscular, que cierra el círculo en la carrera del genio y que le permitió retomar un proyecto de la juventud que, en su día, un productor no le dejó afrontar por su “supuesta” inexperiencia, encierra la quintaesencia de toda su carrera profesional y vital. Y como los grandes maestros, lo encierra todo en una historia aparentemente simple, que pueden seguir y disfrutar los niños, pero que al mismo tiempo es grandiosa como una catedral, en la que todo el mundo, sepa de arte o no, pueden admirar su belleza, majestuosidad y sacralidad.

En este díptico, que como niño yo podía disfrutar, está “Metrópolis”, “Furia”, “Sólo se vive una vez”, “Los sobornados”, y todas las complejidades, y todas las contradicciones de las grandes películas de Fritz Lang.
En él habla de los grandes temas que trató a lo largo de su trayectoria artística: el destino, el poder y sus abusos, el amor eterno, el deseo, el deber, el inconsciente y las pulsiones más profundas del ser humano…
Contrapone oriente a occidente, el mundo racional al mundo emocional, lo masculino a lo femenino, el mundo consciente al inconsciente, el deber y las obligaciones a abandonarlo todo. Y así podría estar hasta el infinito, porque esta película aparentemente simple y hasta de folletín, encierra, cual matrioska sin fin, una cantidad de temas y de ángulos que, como en una catedral, son difíciles de cuantificar. En esta película aparece en toda su grandeza el arquitecto y el artista total que era Fritz Lang, tanto para mostrarnos los lujos de los palacios, como para mostrarnos las miserias que hay debajo de ellos, como metáfora del ser humano y de la sociedad.

Y luego, por supuesto, Fritz Lang nos habla de la gran sabiduría del pueblo indio, y de los tres caminos clásicos que proponen para llegar a la libertad total y absoluta: el Karma yoga o camino de la acción inegoista, el Gñana yoga o el camino del recto conocimiento y el Bhakti yoga o camino del amor:

El Karma yoga, en el universo de Fritz Lang, sería como el deber y el destino inexorable de los hombres frente a los designios de los dioses. En la película, su máximo exponente sería Seetha, la bailarina del templo, ya que, ella, entrega toda acción y todo movimiento, de manera pura y sincera, a los dioses. Metafóricamente, todo esto se puede apreciar en sus danzas, pero, sobre todo, en la bella escena de la cueva y la telaraña. Y es que, un niño, o alguien que actúe de manera creativa, como un artista, bailarín, etc., mejor que nadie, pueden entender la fuerza liberadora del actuar por actuar, sólo, porque es algo que sale de dentro y no hay otra opción que canalizarlo.

El Gñana yoga, en la película, lo representa el santón de la cueva, al que, Chandra, no tiene más remedio que visitar para pedirle consejo debido a su falta de claridad. Y es que, sólo un niño, como un “Pricipito”, o un sabio, o un loco, puede detectar lo mágico, y la sabiduría natural que inunda todo en la vida, sin crear conflicto. Al contrario que los mayores, como Chandra, que no tienen manera de detectarlo, y esa falta de claridad, los hace esclavos de sus pasiones, sus obsesiones, y en continuo conflicto con ellos mismos y con el mundo.

Y el Bhakti yoga está representado por el amor eterno e intercultural de los protagonistas, como la unión entre oriente y occidente. Y es que, sólo un niño, o un enamorado, percibe el aroma del amor verdadero y su fuerza integradora y liberadora.

¡Quien da más!, ¡y todo esto contado de manera entretenida!, ¡cine de autor sin que chirríe la autoría y sin aparente mensaje de autor!, ¡por eso los niños podíamos disfrutar de ésta película y al mismo tiempo intuir su profundidad, cómo podía pasarle a alguien que por primera vez traspasaba las puertas de una catedral en la Edad Media!.

Y, ¿Con qué camino se queda Fritz Lang?, pues, siendo el romántico que era, está claro que con el del amor eterno.

¿Se puede decir más sin hacer ruido y sin presuntuosidad?.

Si quieres saber la verdad y la autenticidad de algo, pregúntale a un niño, porque ya sabes, los niños, como en el cuento de “El traje nuevo del emperador”, siempre dicen la verdad…y además, intuyen la profundidad y lo auténtico de las cosas.

Carpe diem
alfwild
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