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España España · Alcalá de Henares
Voto de cinefilico:
9
Intriga. Thriller Después de ser secuestrado, Paul Conroy (Ryan Reynolds), contratista civil en Irak, se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. El teléfono podría ser el único medio que lo salvara de esa mortal pesadilla, pero la precariedad de la cobertura y la escasa batería parecen obstáculos insuperables en su lucha contra el tiempo: sólo dispone de 90 minutos para ser rescatado ... [+]
2 de octubre de 2010
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno se entera de que Buried ocurre en su totalidad en un ataúd de madera, bajo tierra, en el que el único interprete del film apenas puede girarse se pregunta como lo hará para que la película no resulte aburrida y para sorprendernos conociendo ya que solo hay dos finales posibles. Y la respuesta parecer ser sencilla, asfixiar al espectador.

Todo en la película da sensación de ahogo. La fotografía, el montaje, su banda sonora, la grandiosa actuación de Ryan Reynolds, el guión... incluso los fantásticos títulos de crédito hacen que se te encoja el corazón.

Acabados estos créditos, que simbolizan el secuestro y el enterramiento del protagonista aparece la nada más absoluta. Solo se ve oscuridad y únicamente se oye una leve y entrecortada respiración. A partir de ese momento al espectador solo le quedan unos agonizantes 93 minutos de espera junto a un hombre enterrado, un mechero y un teléfono móvil con la batería a medio cargar y en un idioma que no conoces.

Durante esa apabullante hora y media, el director, Rodrigo Cortés destruye todo esquema cinematográfico creando una arriesgada propuesta que recuerda mucho al mejor Hitchcock y que para más inri, funciona. El director ha sabido rodearse de un buen equipo técnico capitaneado por el director de fotografía Eduard Grau, que ya demostró su excepcional talento en A Single Man el año pasado y que en Buried crea todo un ejercicio de estilo. El compositor, Víctor Reyes, que ya trabajó con Cortés en su anterior película, Concursante, crea una buena partitura aunque era innecesario subir el volumen de ésta para crear tensión, es suficiente con la existente.

Tema aparte es la interpretación de Ryan Reynolds, creando un Paul Conroy desesperado por salir de allí, regresar a casa y abrazar a su mujer y a su hijo. Se ve claramente que Reynolds se ha trabajado el papel a conciencia y cada palabra, cada suspiro, cada mueca está completamente naturalizada a lo largo del film. Si no consigue este año estar nominado al Oscar será una de las mayores injusticias de este año.

Finalizando la película con un buen y muy creíble, giro argumental, lo único que le queda a uno es salir corriendo de la sala de cine y llenarse de aire. Totalmente recomendable.

Un 9.
cinefilico
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