Porque un título tiene su importancia. Si en él aparece la palabra “aventura”, uno empieza a atribuirle connotaciones que la acercan al género de Indiana Jones y similares, en el que sobra el desenfado, el humor y la acción más o menos inofensiva o por lo menos light, como simple divertimento.
Aquí no hay aventura del tipo de los Goonies o Star Wars, así que asignarle ese término a la odisea ficticia del Poseidón suena igual que si a la tragedia del Titanic la hubieran llamado “La aventura del Titanic”. Es decir, fatal.
Ya sabía que esto es una película de catástrofes propia de los setenta sacada del libro de Gallico, pero vamos, que ver a un transatlántico volcándose y sus ocupantes palmándola por doquier y tratando de salvarse no es lo que yo consideraría “aventura”.
Y con el bombo que tiene esta peli, de la que han hecho unos cuantos remakes, yo creía que me lo iba a pasar como en “El coloso en llamas”. Pero no está a su altura. Cuenta con esa gran figura que es Gene Hackman, y al principio pintaba muy bien, antes de la ola gigante. Me estaba gustando la presentación de los personajes, sobre todo algunas escenas cómicas. El matrimonio Rogo es un punto total.
Luego pasó lo que pasó… Y nada del otro jueves. Me parecía un poco cantoso que entre casi todos los pasajeros y los miembros de la tripulación que no la habían espichado en el vuelco, la mayoría fueran borreguitos gilipollas y sólo la decena protagonista tuviera un poquito de cerebro y de agallas, pero bueno… No se le pueden pedir peras al olmo.
Tiene sus partes buenas, cómo no. Y lo dicho, que “masacre” le habría convenido más.
Me quedo con la duda de si arriesgarme o no a ver alguno de los remakes posteriores… Miedo me está dando.