No sé, no sé, la cosa no me termina de convencer.
Que la película tiene una legendaria atmósfera romántica y melancólica aclamada y mitificada, pues qué quieren que les diga, no se la encuentro por ningún lado.
Que las tramas de Casablanca y Gilda casi parecen fotocopias y no aguanto el estúpido papel de la típica tipeja superficial que siempre tiene un novio/marido florero que se va enganchando los cuernos por las esquinas. El prototipo de tipa femme-fatale que es como el perro del hortelano, que ni se lía como Dios manda con su soso galán de siempre, y que por estupidez se larga con un tío al que no quiere como el que se compra una chaqueta, para luego ponerle unos raquíticos cuernos con el otro... ¿Eso es el paradigma del romanticismo? ¿Cuerno va, cuerno viene, y unos amores tan sosos y cursis como pedir a un canal de radio que le dediquen a tu pareja la discografía completa de Xuxa Park y Leticia Sabater?
Que Humphrey Bogart, con su supuesto aire de galanazo que no se lo cree ni la madre que lo parió, se cargue aún más la película, eso no se lo perdono.
Lo siento, pero Bogart NO ME GUSTA NADA. Me da la impresión de ser un paleto encumbrado a la categoría de galán, sea en la pelícua que sea. Y no se debe a que no sea guapo, sino a que siempre me parece que, dondequiera que salga este tío, se carga cualquier película. Y a Casablanca la fusila.
Además, no sé, me pasa con esta película algo parecido a otros clásicos muy laureados que no me llenan, como "Gilda", "Historias de Filadelfia", "Rebelde sin causa", "My fair lady"... Tienen algo que no soporto (casi siempre la sobrada y autocomplaciente prepotencia de alguno de los papeles protagonistas o la estupidez de la trama). Me pongo a verlas con toda mi buena voluntad, y no logro que me conmuevan ni lo más mínimo. Hay muchos otros clásicos que sí que me gustan mucho, pero entre ellos no se cuenta Casablanca. Algo tiene de artificioso y falso, encarnado en el papel de sus sobrevalorados protagonistas y en el amor de cartón piedra.
Y miren que lo he intentado. Pero este clásico me repele. No puedo evitarlo.