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Voto de Vivoleyendo:
8
Bélico. Drama En la primavera de 1943, un vecino de Punta Umbría descubrió, mientras pescaba en ”El Portil”, el cuerpo sin vida de un militar inglés junto con los restos de una balsa neumática. Sin saberlo, aquel pescador, acababa de encontrar al hombre que nunca existió: la operación ”Mincemeat” había comenzado. (FILMAFFINITY)
3 de mayo de 2008
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Anoche tuve un sueño fatídico: Más allá de la isla de Skye, vi a un hombre muerto ganar una pelea... y creo que ese hombre era yo."
Esta película bélica posee un gran valor sentimental para mí, porque habla de lugares que me han visto nacer y crecer. Lugares que, hace sesenta y cinco años, tuvieron su parte indirecta en el desarrollo de unas maniobras militares destinadas a engañar a los nazis y, de ese modo, debilitarlos un poco más y contribuir a salvar vidas humanas, aunque fuera una minúscula parte en comparación con tantos millones de bajas que la guerra se cobró.
Con tal propósito, el capitán de corbeta Ewen Montagu ideó un plan sencillo y brillante, que se denominaría "Operación Mincemeat". Para llevarlo a cabo, inventaron a un hombre que no existía: el Mayor William Martin. El gran reto consistía en hacer creer a los nazis que William Martin era genuino. Y nada debía fallar en el plan. Había que prever todos los posibles escollos, y lo demás dejarlo en manos de la providencia. Si los nazis sospechaban que era una maniobra... se harían más fuertes sobre Europa.
El plan se puso en ejecución, y lo dejaron en manos de Dios o del destino. Ahora sólo faltaba que todo saliese como se había previsto...
Las costas de mi provincia fueron el escenario escogido en el que debía producirse el hallazgo crucial, y un hombre sencillo, un pescador a quien todos los de por aquí conocían, ocupó su lugar en los acontecimientos que aportaron su granito de arena para tratar de frenar la barbarie nazi y evitar algunas masacres.
Será a causa de todo ello que experimento una especial empatía hacia esta película que, por otra parte, es muy correcta, está bien interpretada, adolece de un buen guión y de los componentes necesarios para incluirla entre los mejores filmes bélicos. Sin un solo disparo, sin campos de batalla ni escenas cruentas. Con la chispa de unos diálogos inteligentes y brillantes, con cierto sentido del humor, con el respeto debido a la memoria de un hombre que no sabía que le aguardaba un gran papel por desempeñar, con elegancia y huyendo de sensiblerías. Con una acertada sobriedad y sin escenas de quitar el hipo, pero todas bien hilvanadas.
William Martin, "el hombre que nunca existió", descansa en el cementerio de la Soledad de Huelva.
Nunca se ha averiguado su verdadera identidad. Pero eso es lo de menos.
Probablemente aquel hombre nunca imaginó que sería enterrado tan lejos de su casa.
Ni que su memoria sería venerada a lo largo de las generaciones por miles de personas a las que nunca imaginaría conocer.
Vivoleyendo
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