Este remake no tiene razón de ser, pues la versión original (La casa muda) no necesitaba una nueva adaptación. Claro que la obsesión de los estadounidenses de ofrecer su visión de las cosas es más fuerte y por eso es que surge esta "Silent House", una versión mucho menos efectiva, la cual no sólo que ya no te sorprende porque pierde el factor sorpresa si ya viste la otra película, sino que no está rodada con tanta garra ni se la vive con la misma intensidad.

También está filmada de una sola toma, con cámara en mano que busca la sensación de realismo, con sugerentes escenarios y con algunos retoques en el guión para que el factor sorpresa pegue fuerte en el espectador... Pero muy lejos está de hacer vivir momentos de zozobras y de inquietar a la platea, tampoco genera verdadero miedo como sí sentí con la original, no posee la misma inquietante puesta en escena donde uno se siente tan vulnerable y desprotegido como la protagonista de la cinta, no tiene los ángulos y planos de filmación tan cerrados como para impactarte y sorprenderte, ni se siente esa constante y molesta sensación de claustrofobia asfixiante que sí experimentábamos en la versión latina, los ruidos y el sonido del filme no tienen tanta relevancia y no surten el mismo efecto shockeante, los actores tampoco transmiten la dosis adecuada de convicción como para que todo el relato sea creíble y verídico.

Como podemos ver, este filme sólo consigue el aceptable dado que conserva el peso específico de la obra que adapta, sólo por ello puede conseguir el aprobado, porque la idea es muy original, sólo que no hacía falta un remake hablado en inglés con actores de cuarta sólo por capricho de una productora.