Y la saga sigue, y si bien cada vez más se aleja de la credibilidad en hacer ver que un ser humano haya planeado algo tan macabro y tan preciso, al menos no cae en las repeticiones aburridas.

Sí, Saw 6 es inverosímil a esta altura, pero se reinventa cada nueva entrega de manera tal que el rompecabezas se complejiza más y más. Pero eso no es todo, la historia engancha porque siempre aparecen vueltas de tuerca que dan un giro más a tan intrincado aparato artificioso sádico de venganza que quiere hacernos ver lo que vale la vida y cuán necio es el ser humano del cual a veces depende el existir de los demás.

La historia nos sigue mostrando vídeos planeados con antelación donde Jigsaw aparece desplegando su maestría y lucidez para perpetrar juegos mortales tremendamente truculentos. En esta ocasión será el turno de su esposa para ser la marioneta que ejecute su voluntad, pero no será la única, un detective involucrado con la causa también colaborará para que una empresa de seguros médicos pague todas las tramoyas y vivezas burocráticas desplegadas en detrimento de personas desesperadas porque su salud se deteriora.

Lo mejor para mí es que si bien el guión se hace cada vez más inverosímil, no cae en el absurdo total y se la termina mirando con atención y magnetismo. A ello colaboran el grado de perversidad y truculencia con se ejecutan los juegos demoníacos que claman venganza y que intentan hacer reflexionar al mismo tiempo. Nunca mejor dicho que a sangre se aprende y se comprende, estos juegos del miedo desarrollados por Jigsaw dan escarmiento, hacen reflexionar y dan cierto asco de lo bestiales que son.

Sexta entrega y aún mantiene un nivel aceptable, todo un mérito para los guionistas que saben darle las variantes necesarias para que la trama no se deshilvane, sino que cada vez más se vaya entretejiendo de forma compleja modernizando las estratagemas donde lo maquiavélico y lo malsano constituyen la esencia discursiva.

Palabras claves: gore, violencia, venganza