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Voto de Míchel The Wolf Barba:
8
Drama. Intriga Texas, año 1963. Butch Haynes (Kevin Costner) es un peligroso e inteligente asesino que se ha escapado de la cárcel en compañía de otro preso. Durante la huida ambos se ven obligados a tomar como rehén al joven Philip (T.J. Lowther), un niño de ocho años que vive con su devota madre, Testigo de Jehová, y sus dos hermanas. El Ranger Red Garnett (Clint Eastwood) y una criminóloga (Laura Dern) irán sobre la pista de los fugados, al tiempo ... [+]
5 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Advertencia previa: si, tras leer la sinopsis, se sientan a ver la película con el aliciente de disfrutar de un épico enfrentamiento final Eastwood - Costner, han cometido un craso error.
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Tristemente poco conocida entre los no incondicionales de Eastwood –probablemente por haber aparecido entre sus más célebres filmes “Unforgiven” (1992) y The bridges of Madison County” (1995)-, “A perfect world” constituye una road movie “made in Clint”: terriblemente tierna, envolvente y profunda, como lo fuera su deslumbrante “Mystic River”, diez años posterior. A partir de aquí, Eastwood comenzó a demostrar que su manera de entender el cine iba más allá de héroes duros (véanse Wales o Munny); más bien se orientaba hacia la exploración de la condición humana, en todas sus formas.

La trama, hasta cierto punto inverosímil, no centra la atención del espectador tanto como el proceso de aprendizaje mutuo que experimenta la pareja protagonista secuestrador (Costner en su mejor trabajo) – niño secuestrado (fantásticamente creíble Lowther). Mientras el pequeño e inocentón Philip –ahora con ocho años no son tan inocentes- desarrolla un previsible aunque atípico síndrome de Estocolmo (aprecia a Butch aunque le cuestiona muchos de sus aspectos morales), el avispado y cruel Butch Haynes se encariña en no escasa medida de su rehén, y le enseña cosas para hacer de él un hombre, algunas de ellas inmorales, otras útiles. Ambos actores, aparte de brillar con luz propia, lo hacen como conjunto, demostrando una compenetración que constituye una buena parte de la grandeza de la película.

La trama paralela (investigación policial) parece no aportar demasiado, pero luego verá el espectador que será necesaria para comprender hasta qué punto ha llegado el apego entre la pareja principal. Se agradece que Clint se otorgara un papel secundario, pues su personaje de ranger pasota y chulo no necesita más minutos que los que tiene.

En síntesis, podríamos decir que, aparte de ser un producto brillante, emocionante y lacrimógeno para algunos, “A perfect world” representa el punto de inflexión en la filmografía del gran Clint Eastwood: con esta película conocimos al verdadero Clint. El Clint que conoce como pocos los entresijos de las emociones humanas y, lo que es mejor, los sabe plasmar 24 veces por segundo.

Inferior a “Mystic River”, aun así es una auténtica joya.
Míchel The Wolf Barba
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