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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
8
Comedia. Musical La República Democrática de Freedonia, un pequeño país centroeuropeo, a cuyo frente se encuentra el muy liberal señor Rufus T. Firefly, se ve amenazada por la dictadura de Sylvania, país de vieja y reconocida solvencia como agresor. Dos espías de prestigio, Chicolini y Pinky, sirven a Sylvania, lo que no impide que acaben siendo ministros del ahora ya excelentísimo Firefly. (FILMAFFINITY)
19 de marzo de 2012
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Marx iban por libre. A pesar de que, efectivamente eran marxistas de apellido, su manera de actuar, de comportarse y de permanecer en el candelero, son más propias de unos geniales anarquistas que, en esta ocasión, bajo la sabia batuta de Leo McCarey y un buen guión, se asientan en Freedonia, un imaginario país europeo.

"Sopa de ganso", creada en 1933, aún goza de unos diálogos desternillantes que no han envejecido nada mal con el paso de los años, especialmente por obra del presidente Rufus, o si lo prefieren, gracias a Groucho Marx. El lenguaraz asaltante del ingenio verbal, especialmente si estaba frente a la elegante Margaret Dumont, pocas veces ha estado más inspirado que como este arribista que se encuentra de pronto con el mando de un país y por poco lo lleva a la ruina.

No obstante, pese a que Groucho suele inundar la escena con su presencia, no se puede subestimar a Harpo y Chico, dueto colosal y que tiene momentos muy brillantes a caballo entre los dos bandos enfrentados por el poder. Por su lado, Zeppo, casi siempre a quien la injusta memoria relega al olvido ante sus tres colosales parientes, también está muy convincente como otro de los asesores de esta sopa de ganso...

Incluso los números musicales, que (bajo mi modesta opinión), en ocasiones ralentizan y estorban el ritmo de la trama, quedan bien en este fresco del absurdo, que no deja de ser un espejo deformado de la realidad como en las ferias, pero con un núcleo de realidad que emula y deforma.

Ojalá, al menos, todos los patanes que salieran elegidos por azar en unas elecciones, fueran tan divertidos y ocurrentes como Rufus.
El Libanés
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