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España España · Córdoba
Voto de El Libanés:
6
Drama Bud Fox (Charlie Sheen) es un joven y ambicioso corredor de bolsa que consiguió terminar sus estudios universitarios gracias a su esfuerzo y al de su padre (Martin Sheen), mécanico y jefe de sindicato. Su mayor deseo es trabajar con un hombre al que admira, Gordon Gekko (Michael Douglas), un individuo sin escrúpulos que se ha hecho a sí mismo y que en poco tiempo ha conseguido amasar una gran fortuna en el mundo de la bolsa. Gracias a ... [+]
12 de febrero de 2012
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone es una personalidad hetorodoxa, pero sus películas son pasionales, artísticas y, o te gustan o las odias, pero no te deja indiferente. "Wall Street", a pesar de los premios recibidos, no me parece, ni mucho menos, su mejor trabajo. Como muy bien señalan otras críticas de esta página, la crítica que se intuye es muy leve, casi un cuento de moralina que no profundiza de verdad en las entrañas oscuras del Wall Street de los años 80... casi tanto como el de hoy en día.

La cinta cuenta con un Charlie Sheen que se intuía como un protagonista muy prometedor, desgraciadamente, su conducta, digna de Dennis Rodman, nos ha impedido ver hasta dónde podía llegar esta muchacho con un poco más de cabeza, porque es muy buen actor. Curiosamente, aquí comparte reparto con Martin Sheen, todo queda en casa.

Charlie crea un personaje con el que es fácil empatizar, alguien deseoso de enriquecerse, pero que teme mancharse las manos y aún tiene pequeños retazos de conciencia, pese a las luces de New York. No obstante, a diferencia de lo que El Bardo logra hacer con Macbeth, sin ir más lejos, no llegamos a comprender la excesivamente rápida incorporación de ese hombre a cruzar la raya, su admiración por Gordon, más allá de ese principio apresurado.

Michael Douglas, por su lado, crea a Gordon Gekko, una criatura que le ha dado muchas satisfacciones e incluso una secuela décadas después. Douglas está solvente, premiado incluso por la Academia, aunque su personaje también tiene mucha majestuosidad aparente y poco desarrollo inerno, no comprendemos la ambición de este rey Lear de las acciones de Bolsa.

En cuanto a la historia de amor, defenestrada bajo algunos criterios, a mí me gusta, es mucho más verosímil de lo que puede parecer, ojalá el resto de la trama estuviera a la altura, Daryl Hannah y su materialismo la hacen un personaje creíble y que podríamos encontrarnos a pie de calle, con una motivación tan primaria como irrebatible.

Le falta la épica necesaria y los soliloquios internos para ser un verdadero imperio desmoronado de estos ambiciosos tiburones... Aunque tiene los suficientes momentos interesantes como para resultar inquietante e intuitiva.
El Libanés
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